"Hay una evolución positiva en los censos", destacó sonriendo Santiago Hernández, hoy presidente del Patronato de Monfragüe (aunque en su hoja de servicios aparecen otros cargos y funciones: como el de presidente de la asociación ecologista Adenex durante 18 años; el ingeniero de caminos, canales y puertos; el de catedrático de ingeniería medioambiental de la Universidad de Extremadura; el de presidente del Consejo Económico y Social de la región; o el de asesor del Gobierno en el proceso para la elección del emplazamiento del almacén nuclear --en este caso, como experto en ecología). Fue hace apenas unas semanas, tras la última reunión del patronato. Y sus palabras iban referidas a las poblaciones de especies, sobre todo las de las aves más amenazadas: el águila imperial, la cigüeña negra, las colonias de buitres...

Pero en Monfragüe no solo vive una flora y una fauna casi única en todo el planeta. También hay personas. Siete pueblos tienen parte de su término municipal dentro del Parque Nacional y otros siete están localizados en la conocida como zona de influencia del parque. En total, más de 13.000 personas residen en estas poblaciones que subsisten, básicamente, de la agricultura, la ganadería, la construcción y, en menor medida, del turismo rural.

"El parque está teniendo una importante incidencia en los municipios", aseguró Santiago Hernández, que puso como ejemplo el aumento "significativo" de establecimientos turísticos y plazas hoteleras en la zona. Según los datos que maneja el patronato, en 1979 solo había 16 plazas hoteleras y 130 de restauración (restaurantes, hostales, bares...). Hoy esas cifras se han elevado a 1.452 y 2.693 respectivamente. Sin embargo esto no se ha reflejado de igual modo en un incremento de la población. A mediados de la década de los ochenta, los 14 pueblos tenían más de 15.000 habitantes y, en 1995, había bajado a 14.100. Actualmente son 13.000, aunque lo cierto es que en los últimos años la tendencia es al crecimiento. Eso sí, es un incremento muy concentrado en Malpartida de Plasencia (que gana más de 250 vecinos desde el 2006, hasta alcanzar los 4.600 actuales, según los datos del patrón del Instituto Nacional de Estadística), Saucedilla (que llega a 804 habitantes), Romangordo (224), y Casatejada (1.399). El resto están sufriendo una tendencia claramente a la baja en los últimos años (Toril, Serrejón, Casas de Miravete, Casas de Millán, Higuera y Mirabel) o con fluctuaciones que hacen que su censo permanezca prácticamente estancado (como en Serradilla, Torrejón, Jaraicejo o Deleitosa).

Quejas municipales

"Todavía es demasiado pronto para que los pueblos notemos el cambio. Durante la época de parque natural no percibimos ningún tipo de compensación. Y ahora, como parque nacional estamos comenzando a notar algo", explica José García, alcalde de Casas de Miravete y presidente de la Mancomunidad de Monfragüe, que insiste en que los "efectos aún no son muy tangibles". De momento, lo más palpable es la subvención anual que han comenzado a percibir estos pueblos por su ubicación: partidas de entre 20.000 y 50.000 euros destinadas a proyectos de mejora de las infraestructuras municipales, limpieza o construcción de merenderos.

Aunque lo que los alcaldes reclaman es que las visitas al parque se extiendan al resto de los municipios y que los 350.000 visitantes que recibe cada año el parque no se concentren únicamente en Villarreal de San Carlos. "¿Por qué solo hay rutas de senderismo en el corazón del parque y no se hace alguna desde el resto de pueblos?", se pregunta el regidor de Casas, que asegura que los turistas "siguen pensando en dormir o comer en Plasencia, La Vera o Navalmoral y hay que conseguir que lo hagan en los pequeños negocios que se han abierto en los municipios".