Pionero indiscutible en la lucha contra el sida en Extremadura, Agustín Muñoz Sanz fue el primer coordinador regional del sida, una enfermedad que combate desde la Unidad de Patologías Infecciosas del Hospital Infanta Cristina, que ayer celebró su XX aniversario.

--¿Cómo está en estos momentos el paciente de sida en Extremadura?

--En general, está asistido como en cualquier sitio. Pero hay que decir, aunque sé que a alguna gente no le gusta, que está demostrado y publicado en revistas de prestigio que el futuro del paciente depende de la experiencia del médico. Pacientes que están asistidos en centros donde hay médicos que no tienen mucha experiencia, la mortalidad es mayor. Creo que determinados VIH no deben estar en hospitales periféricos sino en centros de referencia, como el Infanta Cristina.

--¿Cómo ha cambiado la situación en los últimos años?

--En 1996 comenzaron los tratamientos combinados y el cambio fue espectacular porque muchos enfermos en fase terminal que evolucionaban con sida hoy están controlados, disminuyó la mortalidad, la morbilidad y el ingreso hospitalario. Ha mejorado la calidad de vida. El año 96 fue el punto de inflexión, y luego lo que hemos hecho a lo largo de los años ha sido ir perfeccionando. Antes, un paciente normal tenía que estar tomando 24 o 28 pastillas al día y hoy está tomando 1 o 2, con menos efectos secundarios e igual o mayor potencia.

--Prueban con nuevos fármacos, ¿con qué trabajan ahora?

--Este hospital (el Infanta Cristina) ha participado desde el principio en los ensayos clínicos de fármacos en los enfermos más difíciles. Hace tres días nos han autorizado a un ensayo con dos fármacos nuevos, el TM114, y otro que se llama inhibidor de la integrasa, que eso ya es de ciencia ficción porque actúa a nivel del núcleo de la célula. Los vamos a empezar a usar en enero.

--¿Descienden los casos?

--De sida sí, estamos conteniendo bien el paso de infección VIH a sida declarado, pero del VIH no sabe nadie qué está pasando, porque se sigue transmitiendo en todo el mundo, de ocho a diez personas cada minuto, sobre todo en los países subdesarrollados. La infección no está controlada, y además no se va a controlar, las enfermedades de transmisión sexual ligadas a la conducta no se controlan, la sífilis está incrementándose, y se cura con dos unidades de penicilina de 60 pesetas y no hemos conseguido erradicarla. Sida tenemos para rato.