Otra de las afectadas es Marisol Carrasco, de 53 años y ama de casa. Es tía de Santos y nacida y criada en el pueblo. En su caso lleva empadronada en Alcollarín desde antes de las pasadas elecciones. "Vivíamos en Madrid por trabajo. Ahora mi marido se ha prejubilado y nuestra intención era venirnos aquí. Por eso nos hicimos una buena casa". Asegura que les gusta estar en el pueblo (lo que demuestra con recibos de teléfono fijo y luz), incluso sus hijos, que continúan viviendo en la capital española, vienen cada vez que pueden y además acompañados de amigos y compañeros de trabajo.