Felipa Alías (Monroy, 1930) empezó a trabajar a los 14 años en la carnicería y el bar de sus padres y ya no paró hasta jubilarse. Viuda desde los 32 años y con tres hijos que sacar adelante --estaba embarazada del tercero cuando falleció su marido y uno de sus hijos tenía parálisis cerebral--, no le dio miedo hacerse cargo del bar La Parra que regentaba con su marido en la calle José Antonio para sobrevivir.

Veinte años estuvo al frente del local y después se empleó de limpiadora en Indextrasa, donde se jubiló. "Casi no he disfrutado de la vida, ahora es cuando lo estoy haciendo porque cuando murió mi marido no me quedó ninguna pensión y fueron años muy duros. Salí adelante con el apoyo de mi familia", recuerda. Hoy reconoce que son otros tiempos y que las cosas "están ahora más fáciles para las mujeres", al menos tienen más ayudas. También será homenajeada por el ayuntamiento de Cáceres.