A sus 14 años, Sara García Barriga no olvidará que ayer volvió a nacer. Fue la primera en recibir el alta de las víctimas del accidente de autobús que se cobró la vida de tres personas. Recuerda que iba escuchando música y que sólo prestó atención cuando notó que el autobús entró con exceso de velocidad en la rotonda. Luego, gritos de los pasajeros y el vuelco. "Yo me he ido contra el otro cristal y cuando todo paró, he visto a una mujer que se había levantado con la cara ensangrentada. Había gente por el suelo que no se movía y yo quería ayudarla pero otra mujer decía que iba a explotar el autobús, y he salido llorando".

Continuaba su relato, bajo la atenta mirada de sus padres, recordando que "una mujer me ha cogido hasta que han llegado mis padres". Se quejaba de dolor en la mano y en la espalda al respirar, pero reconocía que sentía como si hubiera vuelto a nacer. Reside en Cáceres, pero iba a Madrigalejo a disfrutar de las fiestas. Tiene miedo al autobús.

Sara relataba que ella era la más joven y que sobre todo había gente mayor. También un chico de 15 años. El mismo que fue trasladado al Hospital San Pedro de Alcántara con contusiones. Llamó desde un móvil a su padre minutos después de ocurrir el accidente, que se trasladó inmediatamente desde Cáceres hasta del lugar del siniestro. "Me he llevado un buen susto, pero sabía que al menos estaba vivo porque escuché su voz. Al llegar allí fue lo peor", decía el padre, natural de Alcollarín, a las puertas de urgencias.

J. C. B. J estaba nervioso, "se ha llevado un gran susto, sobre todo también por lo que ha visto, porque él me dijo al llegar que estaba bien". El joven, que vive en Cáceres, se dirigía a Campo Lugar a pasar unos días hasta el domingo con sus abuelos maternos, "va mucho porque tiene muchos amigos y nunca te imaginas que nada así pueda pasar".

La entrada de Urgencias del Hospital Comarcal de La Serena fue un hervidero de gente y autoridades. Muchos de ellos familiares de las víctimas que esperan noticias de sus seres queridos. Entre ellos las hermanas Gutierro, de Miajadas, cuyos padres estaban entre los heridos. El matrimonio venía de Cáceres de visitar a la madre del hombre, muy enferma. "Normalmente van en coche pero hoy estaban nerviosos porque mi abuela estaba muy mal y han preferido ir en autobús". Esperaban la llegada de noticias del estado de sus padres, con los que todavía no habían hablado. "Preguntamos pero nadie nos dice nada, sólo que le están haciendo pruebas".

En la misma situación estaban Cipriana, Elena y Luis Barbero con una hermana herida, que venía del médico. Elena, que acudió al lugar, contó que "estaba tumbada con cortes en la cara y dolor de cadera; me ha reconocido. Tenemos un susto muy grande en el cuerpo y pasará tiempo hasta ue se nos vaya".

En el otro punto caliente: el anatómico forense de Cáceres, donde fueron trasladados los cadáveres de los tres fallecidos. Los familiares llegaron a lo largo de la tarde. Las escenas de dolor fueron inenarrables. Hoy se decidirá la hora de los entierros.