NACIO EN LA LOCALIDAD CACEREÑA DE IBAHERNANDO

SU EDAD ES DE 54 AÑOS

ESTA SERA SU SEGUNDA LEGISLATURA COMO EURODIPUTADO

A PARTIR DE JUNIO SERA EL UNICO EXTREMEÑO EN BRUSELAS

IBARRA HA PROPICIADO QUE VAYA EN PUESTOS DE SALIDA

-- ¿Cómo afronta el hecho de volver a presentarse sabiendo que va a ser el único extremeño en la Cámara?

-- Con una enorme ilusión, porque he visto que la influencia de la política comunitaria es de primer orden. Además, siendo un gran agradecimiento hacia mi partido en Extremadura, porque sé que Ibarra se ha empeñado en que vaya en su sitio mejor que el que tenía reservado. Es una enorme responsabilidad ser el único extremeño en la Cámara.

-- ¿Qué se puede hacer desde el Parlamento Europeo?

--La gente es muy consciente de que hay fondos regionales que modernizan nuestras carreteras y regadíos. Los extremeños saben que Europa es la única posibilidad que hay para participar en el mundo.

-- ¿Y por qué parece que no hay demasiado interés cuando se aproximan las elecciones?

-- Porque hay mucha gente que todavía tiene la sensación de que está fuera de Europa, y eso es en realidad un tirón de orejas para los políticos. Aún hay una distancia enorme entre los ciudadanos y las instituciones europeas y eso hay que remediarlo.

-- ¿Hay forma de cambiar esa tendencia que marca una participación especialmente baja?

-- En estas primeras semanas tenemos que dejar claro que si la población quiere que su opinión pese en Europa hay que aumentar los índices de participación. Si queremos que la voz de España y Extremadura se oiga, hace falta una participación elevada.

-- ¿Por qué los españoles no parecen interesados en participar en la política europea?

-- España siempre ha sido un país aislado y tiene una cultura histórica aislacionista. Ese fondo cultural anima ese distanciamiento. Históricamente la gente española es la que menos ha cruzado las fronteras europeas. Es un sentimiento enclaustrado típico de España.

-- Pero en ocasiones da la impresión de que Bruselas está demasiado lejos de Mérida...

-- Es cierto que la política europea tiene una complejidad institucional que no hace fácil su acercamiento a los ciudadanos. Allí la agenda política es muy distinta a la del país, se trabaja a medio y largo plazo.

-- ¿Cuáles son los principales retos que tiene la UE en los próximos años?

-- Sobre todo la ampliación y la Constitución Europea, que hasta ahora ha estado parada por culpa de España y Polonia. Nos esperan cinco años apasionantes y decisorios.