El estancamiento en la progresión positiva, incluso la posibilidad de un lento repunte de enfermedades de transmisión sexual como la gonorrea o la sífilis, ha puesto en alerta a los servicios sanitarios extremeños, si bien se asegura que la situación "no es preocupante", ya que la incidencia de estas dos infecciones sigue siendo mínima. De hecho, la tasa por cien mil habitantes se situó el pasado año en el 1,04 para la sífilis y el 0,57 para la gonorrea, que están entre los índices más bajos de España.

Con todo, se ha detectado que en los últimos años estas tasas presentan una fuerte resistencia a bajar, y la situación está volviendo a niveles de hace diez años, especialmente en lo que se refiere a la sífilis, que había mantenido una tendencia continuada a la baja desde mediados de los 80, cuando el problema del sida irrumpió con toda la fuerza y se convirtió en una cuestión de salud pública de primera magnitud. En cuanto a la gonorrea, la situación es algo distinta, ya que, pese a que podría hablarse de un leve incremento en el último cuatrienio, lo cierto es que los casos diagnosticados son seis veces menos que hace una década, cuando rondaban el medio centenar.

MENOS MIEDO AL SIDA

Según explicó Mauro Ramos, jefe del servicio de Epidemiología de la Consejería de Sanidad, los datos recabados por la Dirección General de Salud Pública, y recogidos en los boletines de enfermedades de declaración obligatoria, no permiten aún establecer la evolución de estas dos enfermedades, aunque sí determinan que siguen siendo de baja incidencia.

Ramos manifestó que para que se puede hablar de una situación preocupante los casos tendrían que aumentar en un año un 25% respecto a la mediana de los cinco años anteriores, mientras que en este momento las oscilaciones están, para la sífilis y la gonorrea, en el entorno del 10% o 15%, como media.

El responsable extremeño de epidemiología confirmó que "el miedo al sida" fue la principal causa de descenso de estas enfermedades, ya que se generalizó el uso del preservativo.

Por ello, quizá detrás de los últimos datos de incidencia esté la relajación de las medidas de prevención derivadas de un ambiente social donde el temor al sida ha disminuido y se ha bajado la guardia.

Además, Ramos comentó que "es muy difícil erradicar la sífilis y la gonorrea, ya que están vinculadas a conductas humanas, que sólo pueden corregirse mediante la concienciación". Al mismo tiempo, estas dos enfermedades presentan un componente de especial rechazo social, que hace que el enfermo se resista a manifestar que la padece, lo que le puede convertir, si no adopta una actitud responsable, en una fuente más o menos intensa en función de su promiscuidad sexual.

Como ejemplo, los datos de Salud Pública marcan que en el año 1997 la tasa de gonorrea se disparó en la región, sobre todo en la provincia de Cáceres, donde se pasó de 49 casos el año anterior a 187. La causa parece estar en la actividad de una prostituta que había contraído la enfermedad y la extendió entre sus clientes, quienes, a su vez, infectaron a terceras personas.

CONTAGIOS EN LOS JOVENES

Sin embargo, la principal preocupación no está tanto en el número de casos como en el hecho de que los pacientes diagnosticados sean cada vez más jóvenes, encontrándose ya enfermos de 16 o 17 años, mientras que hace unos años la edad de aparición de la sífilis y la gonorrea se situaba en los 40 o 50 años.

Desde el servicio de epidemiología se achaca esta variación al cambio en los hábitos sexuales, que propicia relaciones más frecuentes y a más temprana edad, lo que se une a la sensación de invulnerabilidad propia de la juventud, que propicia que se relaje la vigilancia sobre los contagios.Mientras, los adultos siguen siendo más precavidos en sus relaciones sexuales, sobre todo por el temor de "coger eso y llevarlo a casa", lo que delataría, en muchos casos, que se ha estado con prostitutas.Además, y según algunos estudios, estaría dándose entre los adolescentes una influencia de nuevos métodos anticonceptivos, como la píldora del día después, que se habría extendido entre los más jóvenes como alternativa más satisfactoria al preservativo, y no como instrumento complementario, olvidando que éste, al margen de un medio para evitar embarazos no deseados es un eficaz sistema de prevención de los contagios de estas enfermedades.