Durante el 2003, los servicios del 112 de la región asistieron a 97 personas con parada cardíaca; a 1116 peticiones con sospecho de infarto o dolor en el pecho y a unas 500 personas que presentaban problemas de corazón, por ejemplo, insuficiencia cardíaca, que se ahogaban o se axfisiban, según datos facilitados por el propio 112.

Y es que la primera causa de muerte en los países occidentales son las enfermedades relacionadas con el corazón, según los expertos. Al año, señala el cardiólogo Brugada, hay unas 30.000 muertes súbitas por infarto en España.

"Si tuviéramos la situación irreal de tener un desfibrilizador en cada esquina podríamos atender a 18.000 de esas muertes. Y si se diera esa situación improbable se podría salvar a unas 6.000 persona", afirma Brugada.

Lo cierto es que la experiencia en otros países como EEUU, demuestra que se podrían recuperar hasta un 25% de las muertes súbitas cuando el dispositivo se activa a tiempo. Por eso, los cardiólogos apuestan por conseguir que las ciudades cada vez esté más "cardioprotegidas".