Unos 30.000 extremeños sufrirán la enfermedad de alzheimer dentro de veinte años, el doble de los que lo padecen ahora. Así se desprende de las previsiones que maneja la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer en Extremadura (Afaex), teniendo en cuenta las personas enfermas hoy --15.000-- y el crecimiento de la población envejecida, ya que sólo en los próximos doce años está previsto que en Extremadura vivan 80.000 personas mayores de 80 años, frente a las 51.000 actuales. Hoy se celebra el Día Mundial del Alzheimer y los familiares de enfermos aprovechan para denunciar la situación de "olvido" que la administración pública les presta. Según Arsenio Hueros, vocal de Afaex, sólo unos 500 de los 15.000 enfermos reciben atención de los centros de día y residencias en la región.

El incremento previsto en la cifra de personas con alzheimer --enfermedad degenerativa que se caracteriza por el deterioro progresivo de las facultades físicas y mentales-- se explica por el aumento de la población envejecida, franja en la que se ceba esta patología en la inmensa mayoría de los casos. Hueros señaló ayer que se trata de una enfermedad muy vinculada con la edad, por lo que "el número de enfermos se puede duplicar en Extremadura en los próximos quince o veinte años".

SINDROME DEL CUIDADOR Este hecho y la escasez de plazas públicas provocan que la mayor parte de estas personas deban estar al cargo de los familiares, que "soportan la carga de su atención de estas personas dependientes". Tal es así, que el gasto familiar puede llegar cada año a 36.000 euros por enfermo.

La situación degenera en que ya se hable de un "síndrome del cuidador", que se conoce como "el cuidador quemado", y que "además de la carga económica, sufre una decadencia física, psíquica, incluso pérdida de personalidad debido al esfuerzo que realizan estas personas al cuidado de los enfermos de alzheimer", comentó Hueros.

En este sentido, desde Afaex demandan mayor apoyo por parte de la Junta de Extremadura, porque "la sanidad ahora mismo es insuficiente y no se ofrece atención a los enfermos". De ahí, reiteró el vocal de la asociación de familiares, "insistimos en la necesidad de que se abran más centros de día y haya más plazas residenciales". En Badajoz, comentó a modo de ejemplo, sólo va a haber dos centros para toda la ciudad, servicio insuficiente teniendo en cuenta que "el alzheimer no respeta a nadie y debemos luchar para que en el futuro la atención sea mejor".

A este respecto, la Junta anunció ayer que pondrá en funcionamiento, en los próximos tres años, al menos diez nuevos centros de día para la atención de enfermos de alzheimer y dos residencias de 120 plazas cada una. Según el Ejecutivo regional, el año pasado destinó un total de 8.901.300 euros para la atención a enfermos de alzheimer, de los que 851.300 euros se dedicaron a subvencionar a asociaciones de familiares, Cruz Roja y ayuntamientos; 918.000 euros a gastos de los centros de día de gestión directa, y 7.132.000 euros para atención residencial.

Se trata, asegura la Junta, de facilitar un tiempo de descanso al familiar, al compartir la atención requerida por el enfermo y evitar así la institucionalización precoz, continuada o definitiva. En cuatro años, según la Junta, Extremadura ha pasado de tener dos centros de este tipo a contar con ocho especializados en atención a estas personas.

Sin embargo, minimizando las quejas de los familiares, el Gobierno extremeño indica que el número de plazas se ha cuadriplicado, ya que antes era de 40 plazas y en la actualidad existen 165 plazas, repartidas en centros de Badajoz, Mérida, Villanueva de la Serena, Don Benito, Almendralejo, Cáceres (dos centros) y Plasencia.

Además, afirma que no existen estadísticas precisas sobre el número de personas que padecen la enfermedad o algún otro tipo de demencia, pero las estimaciones señalan que en torno al 7% de los mayores de 65 años y el 20% de los mayores de 80 años sufren alguna demencia.

En España, según la Confederación Española de Familiares de Enfermos de Alzheimer y otras Demencias, hay 600.000 personas diagnosticadas. Pese a las cifras, es "la enfermedad del olvido y la olvidada", dice Hueros.