Me gustaría que no tuviéramos que hablar de guerra, pero mi país estaba amenazado". Kevin Thompson, jugador americano del Cáceres, reconoce que prefiría que la vía diplomática mantenida con Irak hubiese triunfado para evitar que personas inocentes pierdan la vida. "Espero que todo acabe cuanto antes y por ello le rezo a Dios", reconoce el pívot con tono resignado. Su lado más humano se desnuda hablando del conflicto bélico.

Con el mismo fervor religioso, Gabe Muoneke, nigeriano con pasaporte estadounidense, alza la voz para reivindicar: "La muerte de cualquier persona es una tontería".

"Mi gran preocupación era sobre todo por mi hermana, que vive en Israel y ayer se tuvo que marchar a Estados Unidos. Y todo por la guerra", cuenta.

Ambos reconocen estar tranquilos en España y afirman que de momento no temen por la integridad de sus familiares americanos. Siguen las noticias a través de la televisión y mantienen contactos telefónicos regularmente con sus familias, aunque de momento no temen que Estados Unidos pueda ser objeto de ataques. "Me encuentro seguro aquí y no creo que nada malo vaya a pasarle a mi familia", confía Thompson.

Sin embargo, Muoneke siente más intranquilidad por un posible brote de terrorismo contra todo lo americano. "Por ahora el único ataque sufrido fue el del 11 de septiembre. Pero por ahí puede llegar el peligro", dice.

"Si todo esto tiene que suceder, que sea lo que Dios quiera. Hasta en la Biblia hubo guerras, pero no me gusta que la gente muera. Que unas personas maten a otras es algo inhumano", apunta.

Ambos se refugian en el baloncesto y prefieren olvidar el ataque contra Sadam Husein, para centrarse en las órdenes del otro Hussein, Manolo --su entrenador en el Cáceres.