El Partido Popular abusa de la fe del converso constitucional y trastoca el consenso de 1978 en una virtud partidaria que termina convirtiéndose en defecto". Así se explica un portavoz de Comisiones Obreras (CCOO), que junto a UGT ha tenido el honor de contar, por primera vez, con un miembro de la Casa Real, el príncipe Felipe, en un acto sindical en el que se homenajeó a la Constitución.

Fue el pasado día 27 en Santa Cruz de Tenerife y, tanto el Príncipe como los líderes sindicales, quedaron encantados con la experiencia.

Se trató de uno de los escasos actos organizados con motivo de las bodas de plata de la Carta Magna en el que se habló de cosas distintas al actual modelo de Estado. Porque el denominador común de los festejos celebrados este trimestre ha sido la pugna territorial.

La batalla partidaria sobre los envites nacionalistas --el plan Ibarretxe , en concreto-- y sobre una organización autonómica más avanzada que la establecida hace 25 años, han trufado el aniversario.

RENTABILIZAR El Gobierno del PP ha echado el resto en las celebraciones, pero también las ha rentabilizado para colocar su mensaje contra los que quieren una reforma constitucional. "Ha sido pura coincidencia. El debate sobre la reforma de la Carta Magna y la presentación del plan Ibarretxe han condicionado mucho la celebración", asegura un portavoz de la vicepresidencia política que dirige Javier Arenas.

Este ha tenido un protagonismo buscado, porque Mariano Rajoy, el candidato a la Moncloa, le había dejado, al abandonar la vicepresidencia, un programa de actos al que él ha añadido unos 25 más.

LA CURIOSIDAD Llama la atención que en las 22 conferencias impulsadas por la vicepresidencia en distintas ciudades, de los 51 participantes sólo cuatro --Miquel Roca, Gregorio Peces Barba, Félix Pons, expresidente del Congreso, y Enrique Múgica-- no pertenecen a la órbita del PP.

En los actos organizados por el Ejecutivo, el Congreso y el Senado, han destacado la ausencia de voces de la oposición, así como de los expresidentes de Gobierno constitucionales, Adolfo Suárez y Felipe González. Leopoldo Calvo Sotelo sólo acudió al homenaje a los diputados de hace 25 años, celebrado en la Cámara baja el pasado jueves.

APROVECHAR EL MOMENTO La veterana diputada socialista, Teresa Cunillera, tiene una explicación: "En lugar de aprovechar el momento para poner en valor el consenso, la tolerancia y el diálogo que marcó la Constitución, aquéllos que no la avalaron han puesto en cuestión estos principios".

Los populares han acuñado un adjetivo para la Carta Magna, la de la concordia. Sin embargo, en las celebraciones ha faltado pluralidad. "Esta apropiación y utilización en beneficio propio (del PP) de la Constitución, ha expulsado a demasiada gente de ese mínimo común denominador que es el texto del 78", señala Cunillera.

Además, algunos actos conmemorativos se han vuelto en contra del Gobierno de José María Aznar. Este fue el caso de la audiencia del rey Juan Carlos al comité de honor del aniversario el pasado 17 de septiembre. El acto con representantes de las más altas instituciones del Estado y los presidentes autonómicos fue frío y deslucido por la ausencia de un discurso del Rey. Así lo quiso Moncloa, que solicitó para el acto el formato de audiencia, que no permite intervenciones.

Otro ejemplo fue el plante de 40, de un total de 50, rectores de universidades públicas al vicepresidente Arenas el pasado 20 de noviembre.

Los rectores madrileños de la Autónoma, Alcalá de Henares y la universidad Carlos III --este último Gregorio Peces Barba, uno de los padres de la Constitución-- no quisieron hacerse una "foto propagandística" con los ministros del PP. Los catalanes señalaron que el documento que se les invitó a firmar era una "adhesión inquebrantable al régimen".

MUY POCOS ALCALDES También fue escasa la asistencia de alcaldes que no fueran del PP el pasado 17 de noviembre en la firma de un protocolo por la Constitución junto a Javier Arenas y la ministra de Administraciones Públicas, Julia García Valdecasas. En total, sólo hubo 21 representantes de las corporaciones locales.

Cunillera concluye: "Ha sido todo una desmesura".