Especialista en derecho civil y mercantil, entre las tareas de su despacho se cuenta la asesoría jurídica del Banco Santander. En base a su experiencia en este ámbito, conoce bien cómo está afectando la crisis a las hipotecas y confirma de primera mano el aumento de los impagos, por lo que recomienda --no solo como abogado, sino como ciudadano-- estudiar muy bien qué hipoteca se pide y si a la larga no podemos hacerle frente, negociar con el banco antes de que la ejecute.

--¿Por qué se han endurecido las condiciones de las hipotecas?

--En primer lugar, hay que tener en cuenta que la vivienda es un derecho reconocido por la Constitución Española, por lo que el Gobierno atiende este mandato de la sociedad iniciando grandes promociones de viviendas protegidas. Esto generó una gran expansión de este sector en España, impulsado por el boom económico que la sitúa a la cabeza de Europa. El problema ha surgido cuando ha llegado una crisis mundial que, en mi opinión, nadie preveía, que lo ha cambiando todo.

Lo cierto es que hace tiempo, unos 20 años, por ejemplo, para conceder un préstamo a una persona joven, que terminaba su carrera y quería comprarse una casa, el banco le exigía un aval. Eso desapareció durante la época de bonanza, pero la banca ahora ha vuelto a la antigua usanza.

--¿Las exigencias de ahora son el resultado de una época de excesivas facilidades?

--Sí, la banca está frenando porque se le ha ido la mano, es una cuestión obvia.

--No solo frenando, sino casi dando marcha atrás, exigiendo avales a personas a las que antes no se le pedían.

--En general, el préstamo hipotecario va siempre sobre el bien, la vivienda, no tiene nada que ver la garantía personal; no es como cuando vamos a comprar un vehículo que te pueden exigir el aval de un tercero, sino que la hipoteca se garantiza con el piso. Pero pueden ocurrir muchas cosas, por ejemplo que el piso no tiene la tasación suficiente para el importe por el que pides la hipoteca, entonces la banca te exige un aval.

--Además, precisamente ahora la vivienda (en el caso extremo del embargo) no garantiza al banco el reembolso del préstamo hipotecario, porque tampoco puede venderlas.

--De hecho, cuando alguien deja de pagar una hipoteca, el banco intenta por todos los medios no adjudicarse el bien. Por lo menos, el banco con el que yo trabajo (el Banco Santander). Le refinanciamos las deudas, le reactivamos la hipoteca... Si todo esto falla y el titular de la hipoteca continúa sin poder hacer frente a la devolución del préstamo, es cuando el banco se plantea la adjudicación de la vivienda. Es verdad que ahora la banca se está adjudicando muchas viviendas.

--De ahí que los bancos estén buscando garantías de pago extra, como el seguro para casos de falta de ingresos.--Pero eso también es una garantía adicional para el deudor, ya que si se queda en paro, por ejemplo, el banco en vez de solicitar ejecutar la hipoteca, lo que hará es solicitar el rescate del seguro pagado para que la compañía se haga cargo de las cuotas que correspondan y la hipoteca pueda seguir en vigor.

--Pero también es un gasto extra a la hora de contratar el préstamo.