--Hablar de conflictividad escolar se ha puesto de moda. ¿Se trata de un fenómeno nuevo o viene arrastrado desde hace años?

--Llevo más de treinta años en la enseñanza y tengo una perspectiva de haber conocido casos de conflictividad, pero lo que no ha habido nunca es una percepción por parte del profesorado y la sociedad del problema de la conflictividad, y considero que la institución escolar se ha visto desbordada por un problema, que sin ser extraordinariamente alarmante, sí que ha puesto de manifiesto que los instrumentos disponibles para solucionarlo son insuficientes.

--Entonces, qué hace falta para mejorar esa situación.

--Primero el consenso de todos para implicarse en el proceso de educar para la convivencia; después hacen falta diversas medidas legales, administrativas y también recursos como habilidades sociales y mediación para resolver los conflictos. Todo se debe hacer de una manera rápida, para que la causa efecto sea perceptible por todos los miembros de la comunidad escolar. Pero, quien tiene que dar la nota y liderar el proceso con diligencia y generosidad es la Consejería de Educación, que no debe limitarse a negar o a minimizar la problemática que hay, sino a liderar ese proceso que hemos iniciado todos.

--¿El profesor es poco autocrítico con sus responsabilidades, tal y como se desprende del debate educativo en Infantil y Primaria?

--No creo que sea poco autocrítico, no es correcto ese análisis. Lo que creo es que se ha visto desbordado por no contar con medios lo suficientemente ágiles y con una atención de la administración, que ha tardado mucho tiempo en darse cuenta de la importancia del problema, aunque últimamente ha mejorado de manera sensible. Da la sensación de que llegamos tarde a un problema, pero si el esfuerzo es común no creo que sea un problema más dificil de solucionar que otros ya resueltos en el sistema educativo.

--¿Todo ello influye en el rendimiento escolar incrementando las cifras de fracaso?

--No creo que el fracaso escolar sea alarmante, ni que ahora sea mayor. Sí es cierto que los problemas de conflictividad escolar influyen de manera decisiva en el rendimiento. En todo caso, la administración, y eso lo hemos fijado en el compromiso que hemos firmado, debe garantizar la seguridad de los trabajadores. Cuando se produce un caso de conflictividad no puede dejar que sea el profesor el que lo resuelva.