Ni medio centenar de personas lograron reunir ayer los convocantes de la nueva iniciativa Rodea el Congreso que debía reivindicar la abolición de la Monarquía mientras en el hemiciclo se aprobaba la abdicación del rey Juan Carlos. Ni era un buen día, ni era una buena hora. Aunque quizás esto no sean más que excusas de mal organizador, porque el medio centenar de personas que se acercaron a la fuente de Neptuno fueron obligadas por la Policía a trasladarse a la altura del Museo del Prado, bastante lejos del Congreso.

El dispositivo de la comisaría general de seguridad ciudadana de la Policía fue tan contundente que la proporción entre agentes y manifestantes era casi de uno a diez. Antidisturbios, la montada a caballo, los de paisano e información de la comisaría central y de la jefatura de Madrid... todos los transeúntes que llevaban una simple pegatina con la bandera de la República fueron identificados.

Ante semejante despliegue, los manifestantes apenas pudieron juntarse para corear más que un par de consignas aisladas: "Mañana España será republicana". Pero no lograron ni siquiera cortar el tráfico en el paseo de la Castellana.

Quizás el momento más complicado de la mañana fue cuando los agentes de la Policíaa decidieron desalojar de los jardines del paseo de Recoletos a todo tipo de paseantes, sin importar edad o condición. "Está prohibido deambular o quedarse en esta zona por motivos de seguridad", alegaban ante algunas quejas de turistas o vecinos que estaban resguardándose en la sombra del paseo del bochorno de ayer en Madrid. Los convocantes esperan no pinchar el día de la coronación, la semana que viene.