TEts difícil no apelar a los tópicos a la hora de manifestar lo que se siente en un momento así por parte de los que hemos dedicado buena parte de nuestra vida al baloncesto. Pero en una jornada como la que hemos vivido me he acordado de una fecha y un acontecimiento glorioso: el ascenso del Cáceres el ya lejano 10 de mayo del año 1992. Entonces yo era secretario técnico de aquel equipo. Estaba metido en ese carro y, casi sin querer y sin pensarlo, nos vimos en la Liga ACB un puñado de gente a la que nos unía la fiebre por el baloncesto.

Esta vez, la gran alegría me ha tocado en Valencia de Alcántara, en la distancia. Aquí se estaba más tranquilo. La inquietud duró muy poco: no hubo que esperar a ningún Jordi Freixanet para que anotara la canasta de la gloria en el último segundo. Todo estaba casi decidido antes del descanso. Estaba claro que éramos muy superiores y que nuestra defensa ha sido impresionante en los primeros minutos. El talante de Pepu Hernández, un profesional como la copa de un pino, y no sólo por su gesto, se ha visto reflejado en la cancha, con un equipo con un espíritu de grupo. Se ha vuelto a confirmar que no se ha dependido de nadie, ni siquiera de Pau Gasol, el líder.

La televisión nos ha llevado la emoción de un momento histórico. Como ya escribía en este mismo diario hace unos días, éste es el primer acto de una función de tres partes. Se ha cumplido, con mucho éxito, la primera. El año que viene espero que en el Europeo se repita el oro y en los Juegos Olímpicos del 2008 estoy seguro que seguiremos teniendo opciones a lo máximo. Esperemos que también la selección femenina consiga un metal. Sería bonito.

¿Y nuestro paisano? Para mí, José Manuel Calderón ha sido el mejor base del campeonato. Tener a un jugador de esta categoría, que ha salido y se ha curtido en el baloncesto de base extremeño, representa una alegría doble una doble alegría. El, además, lo va pregonando, y eso le honra.

Me consta que el basket extremeño se alegra y que todos somos partícipes. Y yo aquí, en Valencia de Alcántara, recordando aquel lejano 92, que ójala se repita muchas veces en la comunidad extremeña