El productor avícola Juan Salas Figueredo, que tiene una granja de pollos en Olivenza, no cree que el virus de la gripe del pollo pueda llegar a las granjas extremeñas, dados los exahustivos controles existentes a todos los niveles, desde las importaciones, a los piensos, pasando por las inspecciones sanitarias de animales, granjas y mataderos. No obstante, y aunque no se ha detectado una reducción de la producción, sí que hay temor a que disminuya la demanda de este tipo de carne, de lo que se ha detectado algún indicio.

Cuando se le pregunta a Juan Salas por la crisis derivada de la fiebre del pollo , responde que "la verdad es que desde el primer momento que escuchamos lo de la crisis estamos muy preocupados". Y es que, pese a la lejanía de la crisis ya se está notando "que tardan más tiempo en retirar los pollos".

Sin embargo, no temen que el virus llegua a las granjas de la región "porque es muy difícil, por los controles que existen y las medidas del Gobierno, que ha paralizado totalmente las importaciones". Además, asegura que hay controles en las propias granjas y en las incubadoras. "Nosotros tenemos control, nos controlan las madres y de hecho, el pollito, cuando viene a la granja viene ya con sus vacunas para evitar infecciones", añade.

En su granja produce 35.000 pollos en cada camada. Es una producción grande. Tiene dos naves, una de 2.000 y otra de 1.000 metros cuadrados con 10 o 12 animales por metro cuadrado. Su producción la destina a Cedilla, Andalucía, para consumo humano.

Hasta la fecha la producción de Juan Salas no se ha visto afectada, pero "estamos preocupados por si baja el consumo; no por la calidad, porque por eso no tenemos problemas por los controles que hay tanto aquí por la Junta como en Andalucía". Hay también controles alimentarios, añade. Y en su caso, la granja se limpia y desinfecta después de sacar cada camada, se pinta con cal viva y se hace una limpieza de todas las instalacieones.

"Hemos visto lo que ha salido en la televisión de donde surgió el problema y aquí eso no lo hay, ni en España ni en Europa", reflexiona.

En todo caso, el riesgo temido es que baje el consumo, por lo que reclama una campaña informativa para decir "que aquí no tenemos eso".