A finales del 2009 un grupo de vecinos de Puebla de Obando denunció haber sido objeto de una presunta estafa por parte del responsable de la oficina de Banesto en esta localidad pacense. Diez meses después, el proceso judicial sigue su curso, y son al menos una quincena las denuncias presentadas. Antonio Rubio, el abogado de estos afectados (en torno a la treintena), asegura que el banco continúa demorando el envío de la documentación, por lo que el antiguo director de esta sucursal e imputado en esta causa, Emilio D., ni siquiera ha declarado todavía. La entidad financiera solo ha remitido, sostiene Rubio, la documentación relativa a "seis o siete" de las denuncias y de manera "incompleta", por lo que desde el juzgado de instrucción número dos de Montijo se le ha tenido que exigir de nuevo. "No es normal que un banco tarde más de ocho meses --el primer requerimiento era de finales de enero-- en enviar unos movimientos", dice Rubio. Entre la documentación que ya se ha facilitado, este letrado afirma que hay irregularidades evidentes: "Siguen apareciendo muertos que hacen transferencias, documentos sin firma, firmados con un pulgar o con firmas borrosas, como si las hubiesen calcado". Además, insiste en que en algunos casos, aunque las firmas sean verdaderas, "habrá que ver en qué condiciones han firmado. Hay personas a las que les decían que les daban una tele y estaban firmando un préstamo", y también comprobar si realmente han llegado a disponer de ese dinero. En este sentido, apunta que, por ejemplo, a un cliente le llegan a aparecer dos reintegros de 8.000 euros supuestamente realizados en el intervalo de menos de un minuto.