Las autoridades portuguesas detuvieron el martes en Guimaraes a dos españoles que transportaban 1.200 kilos de productos pirotécnicos, y no explosivos como se creía en un principio. El juez decretó ayer su libertad bajo obligación de notificar su identidad y residencia.

Fuentes diplomáticas informaron que se trata de un hombre de 50 años, cuyo nombre responde a las siglas M. P. D., y de otro de 30 años, J. M. F. G. Este último forma parte de una familia asturiana que tiene una empresa relacionada con la pirotecnia.

Al parecer, los productos que ambos transportaban en una furgoneta blanca con matrícula española son legales, ya que se trata de petardos y otros elementos para fuegos artificiales. Sin embargo, quisieron introducirlos en el país vecino sin abonar las tasas arancelarias.