Del lado positivo, estas salas permiten acceder a internet a quienes no dispongan de ese servicio en el hogar. Además, las tecnologías de la que se dotan los ciber, tanto en conexiones como en equipos, son de última generación. Otra cuestión favorable es que el precio es muy asequible, y oscila entre 1,50 y dos euros por hora. En muchos de ellos se facilita también el uso de escáner, impresoras y otros periféricos, así como descargar archivos de la red.

Del lado negativo, los padres no tienen ninguna posibilidad de evitar que sus hijos accedan a sitios que en el hogar les están vetados. Suelen ser salas poco ventiladas y donde se permite fumar, además de que los puestos de juego son estrechos. Por parte de los dueños, se mueven en una absoluta inseguridad legal, ya que sus negocios ni siquiera tienen cabida en un epígrafe del IAE, y tienen que inscribirse bajo fórmulas como tiendas de informática.