Los bombardeos sobre Bagdad han dejado ya un saldo atroz de víctimas: medio millar de civiles muertos, entre ellos muchos niños, y más de 5.000 heridos. La cúpula del poder iraquí, que en teoría debía ser el objetivo, ha salido indemne.

Las bombas inteligentes de EEUU no han alcanzado ni a Sadam Husein, ni a sus dos hijos, ni a sus ministros y jefes militares. Tras dos semanas de ataques, todos siguen vivos y, para demostrarlo, multiplican sus apariciones en la televisión y la prensa. "Los aviones de combate han fracasado en su tarea de decapitar al régimen", dice uno de los últimos diplomáticos que quedan en Bagdad. El lunes, Sadam Husein apareció en televisión, junto a sus dos hijos, Udai y Qusai, en una reunión del Consejo de Mando de la Revolución.

El resto de pesos pesados del Gobierno iraquí han multiplicado también sus apariciones públicas. El vicepresidente Taha Yasín Ramadán, el viceprimer ministro, Tarek Aziz, y el ministro de Defensa, Sultan Hachem, han ofrecido ruedas de prensa en las que se impide a los periodistas la salida hasta que esos responsables iraquís no la abandonan. "Es para evitar que alguien dé el aviso de que está allí y EEUU bombardee el lugar", dice un funcionario del Ministerio de Información.

Con el resto de ministros se toman menos precauciones. A las ruedas de prensa del titular de Información se puede entrar o salir cuando se quiere.