Talgos anticuados, vías sobrantes en otras regiones y trayectos más largos de lo normal han hecho que en los últimos años políticos y sindicalistas se hayan referido al ferrocarril extremeño como El tren del oeste .

Y es que, por ejemplo, las vías que se instalan en la región suelen ser las que se quitan en otras comunidades autónomas, como Valencia, mientras que entre los talgos el único en buen estado es el que circula hasta Barcelona... aunque sea por poco tiempo.

Al problema de las infraestructuras hay que sumar el de los horarios. Así, a pesar de que cientos de funcionarios se desplazan cada mañana hasta la capital extremeña los horarios ferroviarios les impiden acceder a este medio de transporte. No en vano el primer tren entre Cáceres y Mérida sale a las ocho y veinte de la mañana. En el caso de Badajoz los que opten por el tren deberán elegir entre llegar a la ciudad emeritense antes de las siete y media o hacerlo a las ocho y cinco.

A la hora del regreso a casa no lo tienen mucho más fácil. Para volver a Badajoz desde Mérida hay que coger un tren a las tres menos cinco... o esperar hasta las ocho de la tarde. Si el destino es Cáceres la situación es algo mejor, puesto que hay un talgo poco después de las tres y veinte, aunque su coste oscila entre los 9,5 y los 12 euros.

En el caso de que se desee viajar entre Badajoz y Cáceres la cosa se complica. Si de Mérida a Badajoz se tarda aproximadamente una hora, la ausencia de enlace directo entre las dos capitales de provincia alarga el viaje hasta las dos horas y con un coste que oscila entre los 6,45 y los 18 euros.