La infraestructura que soporta el paso de los trenes de alta velocidad puede abrir otras opciones, y no sólo el anunciado tránsito de viajeros cuando se ponga en marcha la línea y de mercancías a partir del 2020. Así ocurre en los corredores abiertos hasta el momento, por donde circulan los convoyes a 350 kilómetros por hora, pero también los denominados lanzaderas que conectan puntos no muy distantes, y los que pueden ir tanto por vías tipo AVE como por las convencionales de ancho ibérico. El primer caso sería el de los Avant, cuya velocidad punta es de 250 kilómetros por hora. La ventaja de estos trenes es que pueden alcanzar su máximo rendimiento en menos distancia que el AVE, necesitan menos recorrido para parar y consumen mucha menos energía.

Esto los hace muy competitivos con los de tipo AVE para distancias de hasta 300 kilómetros. Por poner un ejemplo, un AVE que fuese de Madrid a Plasencia tardaría 63 minutos, mientras que un Avant haría el trayecto en diez minutos más. Y lo más relevante es que el precio es muy inferior: el billete más barato de AVE para el costaría 38 euros --el precio medio llega a los 57 euros-- mientras que el Avant saldría por 23. Si el trayecto elegido en el Avant fuera el Madrid-Cáceres, el precio sería de 33 euros y se tardaría una hora un 50 minutos, mientras que en AVE costaría 75 euros y el recorrido duraría 80 minutos.

Pero estos trenes también realizan recorridos regionales, por ejemplo, entre Antequera y Málaga o entre Puente Genil y Córdoba, con frecuencias de cinco o seis conexiones por sentido y día. Aquí es donde estaría el verdadero valor del Avant. Ir de Plasencia a Cáceres costaría menos de diez euros y se tardaría una media hora.

Sin electrificación

Una segunda oportunidad que ofrecen los corredores de alta velocidad es su uso por trenes que también pueden circular por vías convencionales de ancho ibérico. Esto significa que pueden unir ciudades independientemente de que tengan o no línea de AVE.

De este modo, el tren, denominado Alvia, circula por la línea de alta velocidad, y al llegar al final de ésta es conducido a un intercambiador de ejes, que varía el ancho de los mismos y le permite seguir por una vía convencional.

Igual que ocurre con los Avant, los Alvia desarrollan velocidades muy competitivas, de 250 kilómetros por hora en tendidos de AVE y de hasta 220 kilómetros por hora en las convencionales. El problema para Extremadura es que no tiene un solo kilómetro de vía convencional electrificada, con lo que, salvo que se acometa una importante inversión, esta posibilidad queda vetada.