La seguridad de los aviones se calcula siempre sobre la peor de las hipótesis", señaló ayer a este diario un destacado piloto de avión civil en activo, horas antes de ir a trabajar. Es decir, de comandar una aeronave. Según relata este profesional con muchas horas de vuelo, el peor de los casos que se pueden dar es el fallo total de un motor. Si el avión es cuatrimotor, los cálculos se hacen pensando en que falla uno de los propulsores exteriores, avería que causa más asimetría que la que genera el apagado de uno de los motores más cercanos al fuselaje. Los reactores, con dos motores, están pensados para permitir el funcionamiento con uno solo. En cualquiera de estos casos, los aparatos, gracias a sus sistemas de seguridad, son manejables y pueden levantar el vuelo o, en su caso, aterrizar.

Una vez colocado "en pista", a la que ha llegado con los motores al ralentí, el avión se prepara para vivir el despegue. Esta operación consta de tres fases. El cambio de una fase a la otra la fija la llegada del aparato a una determinada velocidad.

VELOCIDAD DE DECISION La primera velocidad umbral es conocida como V1 y oscila entre los 125 y los 130 nudos (230 y 240 kilómetros por hora). La determinación exacta de esta velocidad, como de las otras, se realiza mediante unas tablas que consideran una serie de variables, entre ellas, las condiciones climatológicas o si el avión va lleno o vacío. Hasta alcanzar la V1 --o velocidad de decisión--, es posible frenar el aparato dentro de los límites de la pista. Una vez superada, solo quedan dos opciones: levantar el vuelo o salirse de la pista. El piloto consultado por este diario insiste: "La V1 se fija en función de que pueda fallar un motor".

En condiciones normales, tras la V1 la nave sigue acelerando hasta alcanzar la velocidad de rotación o VR, sobre los 135 nudos (250 kilómetros por hora). En cuanto se supera, los pilotos saben que el aparato puede levantar el morro porque es plenamente controlable en el aire por parte del capitán. El avión se sitúa a una distancia de entre 15 y 50 pies del suelo (entre 4,5 y 15 metros).

3.000 PIES DE ALTURA La aeronave prosigue en su aceleración en busca de la V2 --sobre los 140 o 145 nudos, es decir, más allá de los 260 o 270 kilómetros por hora--, que es la velocidad mínima de vuelo, con la que se llega hasta la altura de seguridad, entre 1.500 y 3.000 pies (entre los 450 y los 900 metros).

A esa cota se desactivan todos los elementos del fuselaje cuya misión es ofrecer resistencia al viento, sea para aterrizar o, en este caso, despegar. Sin ellos, se precisaría de unas pistas mucho más largas.