José María Aznar acusó ayer al PSOE y a su líder, José Luis Rodríguez Zapatero, de "legitimar" los actos de violencia registrados en las protestas del jueves, en las que fueron atacadas varias sedes del Partido Popular. El presidente del Gobierno también reprochó a los socialistas su falta de "consideración" a los soldados españoles que han partido hacia la zona del conflicto por el mero hecho de ser profesionales.

El presidente dirigió un virulento ataque contra los socialistas al término de la cumbre europea de Bruselas, el mismo día en que el Rey hacía un llamamiento a los partidos políticos para que redoblaran sus esfuerzos de diálogo y entendimiento. Y apenas 24 horas después de que el propio Aznar tendiera puentes para la recuperación del consenso.

EL "SILENCIO" SOCIALISTA

Visiblemente enojado, Aznar cuestionó el "pacifismo" de los "bárbaros" que "en nombre de la paz se dedican a injuriar, a tirar piedras o a asaltar casas". Y añadió, en alusión al PSOE, que juzga injustificable que "desde el silencio o la agresión verbal se dé amparo, se legitimen o avalen lesiones de la convivencia democrática".

Denunció Aznar que Zapatero tardó en aludir a las tropas españolas enviadas a la zona del conflicto y que, cuando lo hizo, no tuvo "la más mínima consideración" con los "compatriotas" que integran el contingente. "A lo mejor, como (los soldados) son profesionales, no merecen siquiera una consideración del PSOE", remachó el dirigente popular.

El presidente dijo no tener "ninguna confianza" en la responsabilidad de Zapatero, ya que "todos los esfuerzos de consenso han sido desaprovechados". Aznar se mostró satisfecho del acuerdo de mínimos alcanzado por la Unión Europea (UE), que aboga por que las Naciones Unidas jueguen "un papel fundamental" en la reconstrucción y estabilización de Irak. Por eso ayer anunció su propósito de someter a votación el acuerdo en el Congreso de los Diputados la próxima semana, en un nuevo intento de romper la postura unitaria de la oposición contra el apoyo del Gobierno a la guerra impulsada por Estados Unidos.

Antes que Aznar, fue el vicepresidente primero, Mariano Rajoy, quien había abierto el fuego contra el PSOE, al que acusó de estar "instalado en el radicalismo" y de actuar "como un piquete" en las manifestaciones contra la guerra. A su juicio, el PSOE "ha demostrado que carece" de "entidad, categoría y patriotismo".