Indignados. Así se mostraba ayer la mayoría de los vecinos de los municipios afectados por los incendios que han arrasado parte de las comarcas de Las Villuercas y Los Ibores con las declaraciones del presidente extremeño, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, en las que aseguraba el martes que lo ocurrido en estas zonas "no ha sido una catástrofe".

EL PERIODICO recorrió de nuevo los municipios de Castañar de Ibor, Navalvillar de Ibor, Alía, Guadalupe y Cañamero y recogió los testimonios de numerosos vecinos, la mayor parte de ellos muy críticos con la Administración regional. Los habitantes de estos pueblos sostienen que lo ocurrido la pasada semana es una de las mayores catástrofes económicas y medioambientales que han padecido en los últimos años e inciden en que las cifras oficiales ofrecidas por la Administración regional no son exactas, ya que las hectáreas quemadas por el fuego, al menos, duplican las 12.000 que aseguró Ibarra habían sido pasto de las llamas.

Pero el municipio más crítico con las declaraciones del presidente extremeño es Alía, cuyo término municipal es uno de los más extensos de Europa. Ayer, sus vecinos apuntaban a este diario que sólo en Alía se han quemado más de 12.000 hectáreas, por lo que aseguran "que esto demuestra" que las cifras oficiales "son falsas".

PERDIDAS ECONOMICAS Por la extensión de la superficie quemada en el citado municipio, los perjuicios económicos han sido muy altos, ya que el fuego ha afectado a prácticamente los 1.400 habitantes, directa o indirectamente, así como a vecinos de Guadalupe y Cañamero que poseen fincas en la zona.

También muy críticos se mostraban en Castañar de Ibor y Navalvillar de Ibor, cuyos habitantes destacaban que las pérdidas económicas serán muy elevadas, aunque estos resultados, insistían, no se apreciarán hasta dentro de unos meses. Así, adviertieron de que el sector del turismo "ya ha comenzado a resentirse" y que los demás sectores notarán los efectos en breve.

La mayoría de las críticas se centran en el número de hectáreas quemadas, por lo que los vecinos afectados solicitan a la Administración regional que se lleve a cabo una inspección "sobre el terreno", ya que consideran que sus resultados "serán mucho más exactos" --según las palabras del presidente de la Junta, las mediciones realizadas se basan en tomas de satélite--.

En este sentido, en Navalvillar y Castañar de Ibor se asegura que las hectáreas afectadas serán todavía muchas más debido a que están empezando a secarse las zonas próximas a las que quedaron arrasadas. En un enclave en el que una gran parte de la población vive del monte, las consecuencias de un incendio de estas características pueden ser más graves de lo que en un principio se puede prever. Juan Pedro Gil Alonso, Agente de Empleo y Desarrollo Local en Las Villuercas, asegura que la disminución de empleo en la zona es inminente. "Esta misma mañana --comentaba ayer-- he tenido noticia del despido de unas cuatro o cinco personas porque las fincas que estaban podando se han quemado".

Gil Alonso se refiere también a las 10 o 15 monterías que todos los años se venían organizando y que daban trabajo a unas diez personas. El agente local destaca que cada montería suele aportar cerca de 12.000 euros, pérdidas que se prolongarán durante al menos diez o quince años.