Los futbolistas del Vélez-Rubio CF son penúltimos en su grupo de Regional Preferente y ayer volvieron a perder por 2-0, pero fueron recibidos en la plaza de este pueblo almeriense de 6.300 habitantes como si hubieran arrasado en la Liga de Campeones. Cánticos, vítores, champán, manteos, redoblar de campanas... El equipo, que había repartido entre sus vecinos 160 millones de euros (26.621 millones de pesetas) del gordo , se enteró de la noticia en el autobús camino de Almería capital, donde tenían que jugar esa misma mañana. Al volver, fueron recibidos como ídolos.

RESPETO AL RIVAL

"Sólo 11 de los 25 jugadores compraron décimos, así que habrá que pensar en algo para compensar a los demás", sugirió Diego Egea, presidente del club y dueño de una fábrica de patatas fritas, el hombre que adquirió en la administración La Bruja, de Alcantarilla (Murcia), los décimos del número premiado, el 08.103, del que se vendieron 80 series. Los jugadores, la mayoría jornaleros y estudiantes, querían volver al pueblo a celebrarlo, pero el entrenador, Juan Merlo, agraciado con 200.000 euros, les pidió que salieran al campo "por respeto al rival".

Cuarenta y cinco minutos duró el respeto. En el descanso ya corrió el champán y la segunda parte fue un cachondeo. Sólo ocho jugadores acabaron el encuentro. "Incluso pensamos en comprar a los árbitros", bromeó un afortunado.

En la plaza del pueblo el jolgorio estalló de buena mañana. "Esto sí que es un balón de oro", acertó a decir Juan Martínez, empresario de 25 años que había adquirido 12 décimos del número premiado y por tanto acababa de ganar 2,5 millones de euros. "Había comprado décimos hasta en Galicia, porque creía que el Gobierno trucaría el sorteo para que tocara allí y abaratar así el coste de la tragedia del Prestige", balbuceó Martínez tras haber ingerido "dos botellas de champán". El joven millonario esperaba para esta misma noche el nacimiento de su primer hijo. "A partir de ahora tendré problemas, pero no de billetes".

Al vicepresidente del Vélez-Rubio CF, el carnicero Ginés Ruiz, la noticia de que era rico le sorprendió "mientras estaba matando pavos". El párroco del pueblo, Domingo Fernández, no abandonó el tono de sus homilías al asegurar que había recibido "con paz, armonía y en calma" los 200.000 euros que le han caído del cielo. "Me alegro por la gente, pero yo no sé qué haré con ellos. Mis necesidades mundanas están cubiertas", precisó.

POLICIAS EBRIOS

Más claro lo tiene el ecuatoriano Norman Manfredo Aguirre, electricista, que con los 200.000 euros que ganó ayer traerá a España a sus hijas de 17 y 18 años, informa Belén Pardo. Su esposa lloraba de felicidad: ella fue quien adquirió, a última hora, el décimo ganador. Ayer, Norman estaba "comprando plátanos" cuando vio el alboroto de la calle Mayor de Alcantarilla y se acercó a ver qué ocurría. Ocurría que le había tocado el gordo , ese número que la lotera María Luisa Benítez confesó haber tenido en sus manos y rechazado "por feo".

Fea se puso también la cosa en el bar Embrujo Andaluz de Vélez-Rubio. El dueño acabó dando gritos y puñetazos en la barra ante la cantidad de millonarios que se le escaparon del local sin pagar sus consumiciones.

Cuando se gana tanto dinero de golpe también se pierden de golpe los estribos: botellas rotas, policías locales ebrios, cánticos hooligans en la puerta de la iglesia, bailes regionales con la fotocopia del décimo premiado metida en el escote... La plaza del pueblo acabó como un verterdero y la juerga se prolongó durante toda la tarde. "Y lo que queda por celebrar", vaticinó el alcalde.