Un gueto irrecuperable y otro amenazado Aunque se introduzcan en el mismo saco, Los Colorines y Suerte de Saavedra, en Badajoz, son dos barrios muy alejados, no solo por la distancia física, sino por las condiciones de vida y, sobre todo, por la inseguridad que se respira. Antonio Chacón, presidente de las asociaciones para la recuperación de ambas barriadas, tiene clara la diferencia: Los Colorines es un gueto pero Suerte de Saavedra todavía es recuperable. Con la desaparición de las Cuestas de Orinaza, Los Colorines es el barrio más marginal de la ciudad, donde ni los bomberos ni las ambulancias pueden subir si no están escoltadas. Con unos 900 vecinos alojados en viviendas sociales, solo aparece en los titulares de prensa en informaciones sobre operaciones antidroga o tiroteos entre familias rivales. Chacón afirma que en este barrio hay auténticos narcotraficantes, mientras que en Suerte de Saavedra lo que se ve más es el menudeo. Suerte de Saavedra es en su origen un barrio obrero, de gente trabajadora, pero varias calles de realojados han atraído la delincuencia. Están localizados en Víctor Jara, Olof Palme y Antonio Hernández Gil. La suerte de este barrio es que están rodeados por actividad normalizada pero hay quien advierte de que como las administraciones no reaccionen, pronto habrá otros Colorines en la carretera de Sevilla. A. M. ROMASANTA

Entre la droga, el paro y el absentismo escolarCon más de 6.700 habitantes, la barriada de Aldea Moret en la capital cacereña es una de las zonas que más paro registra de toda la región. Con el problema añadido de que la mayoría de los habitantes se dedican al sector de la construcción, donde más se ha notado la crisis, y las mujeres trabajan con empleadas del hogar. De hecho la mayor parte de programas de inserción laboral se llevan a cabo en esta zona. En estos momentos el Sexpe está formando a 30 vecinos de la barriada en oficios como cocina, mecánica, reforma y decoración de interiores.Es un barrio obrero, en el que muchas de las familias viven trabajando en mercadillos de la provincia y de la región, lo que influye de manera notable en el absentismo escolar, que en algunos cursos llega a alcanzar el 50%.Es quizá el barrio más marginal de la capital cacereña y uno de los focos principales de venta de drogas. Se ha considerado siempre como una pedanía de la ciudad, por lo que está alejado de ella, lo que ha favorecido la proliferación de actividades ilegales. Hace poco más de un año logró cerrarse el Bloque C, un inmueble cuya historia está marcada por el menudeo y los crímenes (en 2006 fue hallada una mujer emparedada). S. RUMBO

Edificios públicos para frenar la marginalidadEl barrio de San Lázaro en Mérida soporta los mayores índices de marginalidad de toda la ciudad. A pesar de encontrarse entre el acueducto que le da nombre y la avenida de Cáceres, una de las que soporta mayor tránsito de al ciudad, ha estado tradicionalmente aislado del resto de la población, lo que ha favorecido la proliferación de actividades ilícitas a espaldas de las autoridades. No en vano es el lugar en el que se concentra los registros domiciliarios y operaciones antidroga. Se creó con motivo de la desmantelación de la barriada de La Paz, justo al lado de donde éste se encontraba.Ahora en estos terrenos se erige la gran apuesta del ayuntamiento y la Junta para favorecer la integración de sus vecinos, y la erradicación de la delincuencia de sus calles. El proyecto Mérida III Milenio, está dando sus últimos pasos, y se espera que esté finalizado a lo largo del 2011, con la puesta en funcionamiento de la nueva sede de varias consejerías de la administración autonómica, el nuevo palacio de justicia y la comisaría de policía, que llenarán el barrio con más de 2.000 funcionarios cada día, además de los ciudadanos que acudan a sus dependencias. También se han levantado más de 400 viviendas, ya ocupadas, del plan 60.000. D. BARRASA

Paro y narcotráfico junto a la clase mediaEn Plasencia, el polígono de La Data es una zona de contrastes, ya que engloba a familias de muy distintas etnias y solvencia económica. Hay numerosas familias de etnia gitana y también merchera, que conviven con payos. En la mayoría de los casos, se trata de familias con escasos recursos económicos, con un nivel económico bajo y, por tanto, con muchos de sus miembros en las listas de desempleados.Tanto es así que, según advertía la Concejalía de Bienestar Social hace un año, uno de cada cuatro parados de la ciudad reside en esta polígono.Pero, en contraposición, también hay familias de clase media/alta que viven en unifamiliares o en chalets y sin problemas económicos, aunque pese a vivir en la misma barriada, apenas mantienen relación con los vecinos más desfavorecidos.En las urbanizaciones donde residen las familias de clase media/alta, no hay problemas de convivencia ni de delincuencia, pero en la zona donde viven las familias con menos recursos, hay grandes necesidades sociales y muchos necesitan a diario de la ayuda de las asistentas sociales. La falta de vivienda es uno de los principales problemas, lo que multiplica la ocupación ilegal de pisos y otro tipo de delincuencia como el tráfico de drogas, las perreras ilegales o la presencia de vehículos sin los papeles en regla. R. RODRÍGUEZ