La alcaldesa cacereña, Carmen Heras, valoró ayer los once meses transcurridos desde su toma de posesión como un periodo en el que se han puesto las bases de lo que serán los objetivos de la legislatura. Utilizó un símil: "Para tener un edificio sólido hay que contar con unos buenos cimientos, y en estos meses hemos colocado esos cimientos". El portavoz del grupo municipal del PP, Francisco Javier Castellano, fue más directo y resumió con un solo término lo que para él han sido estos once meses. La palabra que empleó fue "parálisis".

Los dos tienen parte de razón. Es cierto, como asegura Heras, que se están introduciendo cambios que a la larga traerán resultados positivos. Pero también tiene razón Castellano porque la imagen que se da de la gestión del gobierno municipal es la de que no ocurre nada, además de lentitud en la toma de decisiones. Frente a los continuos anuncios de la época de Saponi, aunque algunos nunca llegaron a fructificar, en la de Heras todo va más despacio.

Si se entra a valorar lo realizado en estos meses, hay que destacar los nuevos reglamentos, tanto el orgánico como el de participación ciudadana, y la modificación de la ordenanza del ocio. El reglamento orgánico, que ya está en vigor, no tiene una incidencia directa en el ciudadano, es más de organización interna, pero los otros dos, en tramitación, sí tendrán un efecto directo. El primero por abrir la participación hasta unos niveles que parecen excesivos y que para alcanzarlos se requerirá de más medios e infraestructuras que las actuales, mientras que la ordenanza es un intento para dar soluciones al problema del ocio, que lleva demasiados años sin resolverse.

En política económica se han elaborado unos presupuestos distintos a los anteriores, no tanto como se había anunciado, pero sí con nuevas ideas para el control del gasto y para lograr que lo que se presupueste se haga, algo que no pasaba, en especial con muchas inversiones que se proyectaban y nunca se ejecutaban. El actual gobierno local hizo de la economía su primer argumento de oposición cuando gobernaba el PP. Sin embargo, aún no se ha presentado el plan económico financiero con medidas para una deuda que en los presupuestos del 2008 se cifraba en 49 millones y que se arrastraba de los ejercicios anteriores, cantidad que no incluía todo lo que se demanda al consistorio de expropiaciones de terrenos, más de 50 millones, algo imposible de asumir salvo con permutas, aunque la situación real y la solución deberán de marcarse en el citado plan.

En infraestructuras, se ha decidido dónde se construirán los aparcamientos (Cánovas, Marrón e Hispanidad), aunque queda un largo proceso. Además resta por determinar dónde se levantaría el centro de ocio, dado los inconvenientes del proyecto del matadero. Por ahora solo se ha constituido la comisión que tomará el acuerdo.

Tampoco hay una decisión sobre el nuevo plan de urbanismo, al menos ya se sabe lo que debe corregirse para su aprobación, una decisión que, a pesar de las dificultades que implique, debería de tomarse antes de agosto. Y a esto se añade ahora que la Junta le marca al ayuntamiento un plazo para que diga dónde quiere que se ubique la estación del AVE. Otra decisión, con dos grandes alternativas, a tomar en unas semanas, aunque luego, en su valoración por los ministerios de Fomento y Medio Ambiente, se ponga en cuestión.

El gobierno es bipartito (PSOE e IU) con un apoyo externo, de Foro Ciudadano. A pesar de la unión que se les supone, han dado numerosas muestras de desunión, a veces más formal que de contenido, pero cuando esto ha pasado, lo que ha quedado en la opinión pública es la imagen de debilidad.

*Periodista en Cáceres