La inminente guerra contra Irak abrió ayer una crisis en el Gobierno británico y provocó la primera baja en el Gabinete. Robin Cook, una de las figuras del Nuevo Laborismo, presentó su renuncia a Blair como líder de la Cámara de los Comunes, poco después de que en Nueva York se enterrara la propuesta de una segunda resolución.

"No puedo aceptar una responsabilidad colectiva en la decisión de llevar al Reino Unido a una ofensiva militar en Irak, que no cuenta con el acuerdo internacional ni con el apoyo doméstico", señaló Cook en la carta de dimisión.

También la ministra para Desarrollo Internacional Claire Short, quien recientemente acusó a Blair de estar actuando "irresponsablemente" en la crisis de Irak, hizo saber que hoy anunciará si dimite o sigue en el Ejecutivo. Durante el pasado fin de semana, Downing Street trató de pactar con Short un compromiso sobre ayuda humanitaria y la reconstrucción de Irak después de la guerra, pero la ministra, que amenazó con marcharse si no había una segunda resolución, se halla en una posición insostenible.

La baja de Cook, aunque esperada, debilita la posición de Blair, quien hoy se expone a ser humillado por los diputados laboristas, cuando pida a la Cámara de los Comunes su respaldo.