TCtomo si estuviera ejerciendo de auténtico jefe de gobierno bis , o acaso de sustituto de la ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado, el titular de Fomento, y vicesecretario general del PSOE, José Blanco, sigue encarrilando el debate político de la temporada, suscitado por él mismo tras haber dado una primera respuesta a la controversia suscitada por los 420 euros de subsidio para los llamados ´parados de agosto´. Blanco dijo que para poder afrontar esos gastos en subsidios para parados de larga duración, los ciudadanos entenderían que el Gobierno propusiera el incremento de ciertos impuestos a las clases sociales más favorecidas. Y ha originado un extraordinario embrollo: desde algunos medios se le llega a calificar de Robin Hood y hasta de John Dillinger, salteador de caminos y atracador de bancos, respectivamente.

Definitivamente, Blanco ha convencido a pocos de que, de verdad, los impuestos más altos favorecerían a las clases más pudientes, y no, como siempre, a las clases medias, que son los paganos de siempre... Pues bien, ahondando en sus propias teorías, avanza un poco más y aboga por establecer niveles de contención en los salarios de los funcionarios, siempre pensando en esos presupuestos del año que viene que ya parecen estar partiendo en dos mitades el hemiciclo: PP y CIU contra PSOE, IU, ERC, BNG, a la espera de conocer qué harán otros grupos como el PNV...

Dice también Blanco que sería bueno desarrollar un diálogo sobre estas cuestiones, y asegura que los sindicatos están en buena disposición para ello. En efecto, el líder de CCOO, Toxo, ha propuesto plantear la congelación salarial de los funcionarios. Blanco aporta moderación a la propuesta, al señalar que esa contención no tendría por qué suponer una pérdida del poder adquisitivo. A continuación reitera que la austeridad será la máxima del proyecto económico del Ejecutivo socialista para el próximo ejercicio. "La priorización del gasto público tiene que hacerse en aquello que genere actividad económica y permita ayudar a los que más lo necesitan", remachó el ministro.

Y volvió Blanco a referirse a su polémica idea de subir los impuestos a las rentas altas, a necesidad de que contribuyan "de manera singular y de forma extraordinaria para tratar de volver a la senda del crecimiento". Destacó después que los propios ministros serían "los primeros que podrían contribuir con un incremento impositivo", aunque al ser preguntado acerca de cuál sería el umbral entre rentas medias y altas a la hora de plantear una subida impositiva, admitió que "no ha estudiado" este detalle, pues deberá analizarse en función de la situación y necesidades del país.

Blanco no perdió la oportunidad para referirse al plan extraordinario de inversión en infraestructuras por más de 15.000 millones que Fomento está preparando en colaboración con las constructoras, con fórmulas que permitan "compartir riesgos" a través de avales, créditos participativos o sociedades mixtas. Y respecto a las condiciones, Blanco avanzó que la futura Ley de Economía Sostenible que el Gobierno aprobará en septiembre, concretará estas fórmulas de colaboración público-privada. Lo dicho, a Blanco ya le queda pequeña la cartera de Fomento...