La masa forestal extremeña es capaz de absorber cada año entre 2 y 2,5 millones de toneladas de gases contaminantes, lo que equivale al 25% de las emisiones que se registran en la comunidad actualmente. Aún así, los estudios que realiza diariamente la Dirección General de Medio Ambiente revelan que los niveles de estos gases --responsables del denominado efecto invernadero-- están aún muy por debajo de los límites mínimos marcados por la Unión Europea.

Los estudios realizados por técnicos de la revista World Watch --prestigiosa publicación especializada en materias medioambientales-- señalan que el campo extremeño es capaz de absorber una de cada cuatro toneladas de gases de efecto invernadero que se emiten en la región. Esto sitúa los sumideros extremeños con una efectividad muy superior a la que se registra en el resto del país, aunque los expertos señalan que ahora hay que analizar el efecto de los incendios que el pasado verano asolaron parte de la comunidad autónoma.

Las últimas mediciones disponibles detallan que en el año 2002 se emitieron en la región 8,5 millones de toneladas de estos contaminantes --medidos en dióxido de carbono (CO2) equivalente--, que son los responsables del cambio climático que está sufriendo el planeta. De esta cantidad entre 2 y 2,5 millones de toneladas fueron absorbidas directamente por la masa forestal regional, señala el informe que maneja la citada revista y al que ha tenido acceso este diario.

SUMIDEROS Esto supone que los sumideros regionales tienen un papel mucho más importante del que juegan en el resto del país, puesto que asumen hasta el 25% de la contaminación.

Entre los gases con más presencia en la atmósfera extremeña se sitúan el metano y el óxido nitroso, aunque se mantienen muy por debajo de los límites marcados. Para el editor de la revista, José Santamarta, el mayor problema que tiene la región es que lejos de apostar por las energías alternativas, como la eólica, existen proyectos para poner en marcha una refinería y una central de ciclo combinado en la zona de Mérida, lo que sin duda incrementará las emisiones a medio plazo.

Aún así, la región aún tiene bastante margen en este ámbito. En este sentido, la red de vigilancia de la calidad del aire de Extremadura (Repica) realiza mediciones diarias a través de las estaciones fijas de Cáceres, Badajoz y Monfragüe, a las que se suman dos unidades móviles.

Isabel Vega, técnico del servicio de control de calidad del aire, destaca la buena situación que atraviesa Extremadura, con unos parámetros de contaminación que se mantienen muy alejados de los establecidos por Bruselas como de riesgo.

NIVEL MAXIMO Así, los informes del Repica del 10 y el 11 de febrero señalaban en la estación de Badajoz un nivel máximo, detectado durante una hora, de 1,48 microgramos por metro cúbico de dióxido de azufre. Este valor es 20 veces inferior al umbral de protección del ecosistema, 380 veces al de protección de la salud humana y 500 veces al umbral de alerta general. Algo similar ocurre con los óxidos de nitrógeno.

Sin embargo, no todas las noticias sobre la calidad del aire en Extremadura son tan halagüeñas. Un reciente estudio estatal sobre Las emisiones de gases de invernadero en España asegura que las emisiones de estos gases contaminantes han aumentado en Extremadura un 51,24% desde el 1990, "más del triple de lo permitido en el protocolo de Kioto".