Tras su primer gabinete de guerra desde que sus ejércitos invadieron Irak hace una semana, el presidente de Estados Unidos, George Bush, y el primer ministro británico, Tony Blair, presentaron ayer un frente firme y convencido de la victoria, e ignoraron las críticas de que el conflicto se alargará meses por no haber previsto la feroz resistencia iraquí. Bush recalcó que la guerra durará "lo que haga falta para ganar".

"No se trata de calendarios, se trata de vencer", añadió cortante el mandatario norteamericano. Blair remachó el clavo con mayor elocuencia, apostillando que "no tiene sentido fijar un límite de tiempo (para la guerra) o especular con ello porque esto no se gobierna por un calendario, sino por la naturaleza del trabajo" a realizar. Como un eco de Bush, el líder británico subrayó que "seguiremos adelante hasta que completemos la tarea".

CONTRA LAS CUERDAS

La continua oposición popular en todo el mundo a la guerra y el estrepitoso fracaso de las expectativas de una victoria fulminante y rápida gracias al poderío militar machaconamente pregonado por el Pentágono desde meses antes del inicio de los combates, colocaron a Bush y Blair contra las cuerdas, como demuestran las escasas preguntas que respondieron ayer durante la conferencia de prensa que siguió a sus conversaciones en Camp David.

Ambos líderes se atrincheraron en repetir sus augurios sobre la caída del régimen iraquí. "Sadam Husein será eliminado, cueste el tiempo que cueste", afirmó Bush, quien aseguró que sus tropas "están avanzando día a día". "Irak será desprovisto de sus armas de destrucción masiva y el pueblo iraquí será libre; ése es nuestro compromiso", añadió Blair.

El primer ministro británico trató de concentrar la atención en la necesidad de reanudar la ayuda humanitaria a Irak, de la que depende un 60% de los 22 millones de ciudadanos iraquís, que sobrevive gracias al programa de venta de Petróleo por alimentos administrado por la ONU. El comienzo de las hostilidades forzó la suspensión de este programa, cuya reanudación está siendo discutida por el Consejo de Seguridad, donde siguen siendo patentes las profundas divisiones provocadas por el conflicto de Irak.

EL PAPEL DE LA ONU

"Esto es urgente", recalcó ayer Blair, que vino a Camp David con el propósito de convencer a Bush de que acepte un mayor papel de la ONU en la reconstrucción y administración de Irak después de la guerra, algo a lo que se oponen los halcones de la Casa Blanca. Ayer Bush advirtió de que "este tema urgente de la ayuda humanitaria no debe politizarse".

Por su parte, Blair afirmó ayer que ambos líderes habían acordado promover nuevas resoluciones del Consejo de Seguridad sobre la ayuda humanitaria a Irak, su administración después de la guerra y el mantenimiento de sus fronteras. Pero, en vista de lo espinoso del tema y de la manifiesta oposición francesa a que la ONU bendiga la ocupación estadounidense de Irak, el líder británico eludió aportar detalle alguno de un propósito que presentó como embrionario.