"Me parece fatal que se pongan límites al botellón, porque debemos tener en cuenta que las copas están muy caras en los bares y la gente se tiene que divertir de alguna manera. Sí considero que está bien que los ayuntamientos destinen algún lugar para reunirse, pero no entiendo la prohibición absoluta, pues estaríamos como en la época de Franco. Si la medida es por no molestar a los vecinos, entiendo que pueda optar por trasladar a los jóvenes, siempre que se busque algún sitio para que la gente pueda, no sólo beber, sino además poder pasar sus ratos de ocio".