Para que un número esté muy repartido en Valencia, basta con que se lo quede una falla. La de Montortal-Torrefiel juega desde hace más de 40 años al 28.150. Y lo hace en Navidad, pero también durante el resto del año. "Nunca nos había tocado nada, ni la pedrea. Estábamos hartos y este año estuvimos a punto de cambiar de número", dijo exultante Federico Vidal, presidente de la entidad, aliviado por haberse mantenido fieles al "número de toda la vida".

Entre brindis, algunos afortunados aseguraron que "el calvo de la lotería pasó este año por Valencia, y eso trae suerte". El anuncio oficial de esta campaña se rodó en noviembre en la plaza de la Reina, lo que provocó colas en las dos administraciones que hay en ella.

La falla agraciada repartió ayer 156 millones de euros de los 170 del segundo premio, todos en papeletas de tres euros. Como siempre, compraron los décimos en La Purísima, la administración número 1 de Valencia, que es también la más antigua. Abierta en el año 1873, La Purísima está en manos de la familia del lotero Ramiro Gómez, que minutos después de saber que había dado el premio se abrazaba emocionado a su madre y anunciaba que los afortunados estaban lejos de allí.

En el barrio de Torrefiel, Federico Vidal se enteró en directo. "Iba en el coche oyendo el sorteo. Cuando escuché el número lo reconocí al instante. Son muchos años jugando al mismo", dijo antes de reconocer que a él le corresponden 240.000 euros.

BARRIO DE INMIGRANTES En pocos minutos el casal se llenó de falleros y vecinos agraciados. Para una falla humilde como ésta, la lotería es su principal fuente de financiación. Con el margen de las papeletas pagan gran parte del monumento y varios días de fiesta. Es básica la venta por todo el barrio, en bares, panaderías y tiendas. Y ésta se distribuyó más aún, si cabe, porque una de las falleras, Alicia Berber , es la directora del colegio público del barrio y vende papeletas a "compañeros y padres de alumnos".

A la fallera mayor, Rocío Rubio, que tuvo "el presentimiento de que algo iba a pasar", le han tocado 60.000 euros. Ahora sueña con irse a Brasil con sus amigas a "lucir tanga".

Uno de los barrios más populares de la ciudad, fruto de la inmigración de los años 60 y hogar para muchos de los extranjeros llegados últimamente, vivió ayer el día más feliz de su historia.

´MASCLETA´ FATIDICA La misma falla que ayer fue noticia lo fue también el año 2000 cuando, en plena fiesta, explotó una masclet defectuosa que causó 16 heridos. Los miembros de la falla temieron arruinarse a causa de las indemnizaciones. "Pensábamos que nos tocaría pagar a los miembros de la falla. Hubiera sido un golpe fatal para todos porque aquí nadie es rico", dice Federico Vidal. Ahora, planean "renovar el casal , si la junta directiva está de acuerdo", adelanta.