Además de los trenes, los años también parecen haberse deslizado con firmeza por las vías de ferrocarril que unen Cáceres, Mérida y Badajoz. El estudio elaborado por el Ministerio de Fomento no sólo incide en el impacto medioambiental que producirán las actuaciones del trazado que unirá Cáceres y Mérida, también hace mención al estado de las vías, de las que los técnicos aseguran que están "bastante degradadas".

Los viejos travesaños --vías únicas sin electrificar--, realizados en barras cortas de 12 metros y con traviesas de madera fijadas con tirafondos convivirán con los de los nuevos corredores, ya que el alta velocidad viajará prácticamente en paralelo a los trenes de toda la vida.

Pero las diferencias entre sus carreteras serán notables, pues el AVE se desplazará por dobles vías con una anchura de 1,4 metros y una pendiente máxima del 17,5%, lo que sumado a las características de las máquinas permitirá que el tren pueda circular a una velocidad máxima de 300 kilómetros por hora.

No obstante, las obras del alta velocidad permitirán un pequeño lavado de imagen del trazado actual, ya que obligarán a suprimir, entre otras cosas, un total de 10 pasos a nivel ubicados en la provincia cacereña.