Aunque todavía no han empezado las labores de reforestación, desde el jueves pasado varios operarios de Tragsa --empresa española de capital público que se encarga de la limpieza y reforestación-- ya están ayudando a los vecinos de Cañamero a cortar la madera quemada para después venderla --siempre que sean pinares mayores de 20 cm de diámetro--. Después, se pasará a la reforestación, aunque aún no se sabe cuándo. Según el alcalde, Carlos Bravo, lo que quiere hacer la consejería de Medio Ambiente es plantar árboles autóctonos, que "es lo que se tiene que hacer --señala-- pero también lo más lento". Habrá zonas que hasta dentro de 40 años no se vuelvan a recuperar.

En cuanto a la polémica que hubo con las hectáreas --la Junta dijo 7.500 al principio y luego 12.500, los alcaldes cifraban en muchas más y el PP también discrepaba-- Bravo asegura que las primeras aproximaciones se hicieron "de manera rápida" pero que "la Junta ha demostrado que es más exacta".

Bravo destaca que aunque los accesos a las Villuercas se hayan quemado, el fuego afectó sólo al 10% de la comarca.