Para el presidente de la Federación Provincial de Empresarios de la Construcción de Cáceres (Fecons) la situación de saturación que se vive en el sector de la obra pública, debido al recorte en la licitación y al estancamiento del mercado inmobiliario, está llevando a las empresas a "hacer obras sea como sea".

--¿Se está yendo demasiado a la baja en las licitaciones?

--Por supuesto. El problema que hay es que cuando se licitan las obras la Administración tiene un arma, que es el criterio de temeridad, con el cual se defiende de posibles bajas o licitaciones que pudieran dar problemas. Eso está muy bien cuando el criterio de las empresas al hacer su oferta está basado únicamente, como debiera ser, en el estudio que se hace de la obra. Sin embargo, en la situación actual, en la que las empresas tenemos tanta necesidad de coger obra como sea para mantener plantilla y estructura, la gente no va tanto al estudio económico como al porcentaje de baja de la última obra que se adjudicó en la Administración en la que están concursando. Si se adjudicó con un 20%, pues la empresa le mete un 25% para intentar ser la primera. Así, lo que ocurre es que al final, cuando la Administración calcula la baja media y le da que, en vez de estar en el 5% o en el 7%, como estaba en el 2007, está ahora en el 20%, pues puede adjudicar hasta con el 30% de recorte. Seguramente la baja media calculada así ya incurriría en temeridad si se atendiera a criterios puramente económicos. Esto quiere decir que es muy posible que pueda empezar a haber problemas con las adjudicaciones de obras.

--¿Se está incurriendo entonces en bajas temerarias habitualmente?

--De acuerdo al criterio de temeridad tal y como dice la ley, no, pero si se ve como están licitando las empresas, yo me atrevería a decir no solo que se está adjudicando en temeridad, sino que la baja media en muchas licitaciones estaría prácticamente rondando la temeridad. Se están adjudicando las obras con alrededor de un 30% de baja y hasta con el cuarenta y tantos.

--¿Habría que cambiar entonces los criterios que determinan qué es una baja temeraria?

--No hay nada que cambiar. Esto es un problema del propio mercado, la ley está bien. La culpa es nuestra, de los contratistas, de la forma de licitar que tenemos. Además, no es ya que en el 2007 se pudiera adjudicar una obra con una baja del 7%, es que a la obra esa íbamos quince empresas, y ahora a las que se adjudican con bajas del 30% vamos setenta. Ese es el problema. Con la bajada del volumen de licitación no hay trabajo para todos. Ante una situación totalmente desesperada, se están haciendo barbaridades.

--¿El importe de las bajas está yendo a peor o se estabiliza?

--Está yendo no a peor, a muchísimo peor. La licitación ha caído en picado y, si no se invierte la situación y se reactiva la obra pública, va a haber un desastre en este sector.

--¿Y de dónde se recorta, salarios, calidades...?

--Esto va en detrimento de todo. Cuando se coge una obra en estas condiciones la calidad es difícil tocarla, porque las administraciones tienen su criterio. El problema es que al final puede que muchas empresas no puedan acabar las obras. Puedes perder dinero en una obra, en dos, pero en la tercera ya no tienes dinero para perder. Aquí van a empezar a caer empresas.