Alrededor de 78.500 hogares extremeños --la quinta parte del total-- padece problemas por ruidos excesivos, según los datos reflejados tanto por el padrón municipal del Instituto Nacional de Estadística como por la Asociación Nacional contra el Ruido. De hecho, la contaminación acústica en las viviendas es el tercer problema más denunciado por los extremeños, sólo por detrás de la poca limpieza en las calles o la escasez de zonas verdes y muy por encima de la contaminación atmosférica o los malos olores provocados por la industria o el tráfico.

El problema es más grave cuanto mayor es el tamaño de la población, aunque esta proporción no es del todo uniforme. Así, la ciudad de Badajoz es la que presenta un índice mayor de viviendas cuyos habitantes soportan niveles acústicos por encima de lo admisible, ya que casi el 40% de los hogares tienen este problema. Justo por detrás, en Mérida esta situación se da en el 36% de los hogares, y en Cáceres en casi el 35%.

Al margen de las tres capitales, Almendralejo es, entre las más pobladas, la localidad más ruidosa, con un tercio de las viviendas sometidas a niveles acústicos muy altos, y Don Benito la más tranquila ya que el problema lo padece el 24% de los hogares.

MOTOS Y GRITOS En cuanto a la fuente que origina estas molestias, y según el estudio presentado por un equipo dirigido por el profesor Juan Miguel Barrigón, de la Escuela Politécnica de Cáceres, en el encuentro TecniAcústica, son las motos, como fuente externa al edificio, y las voces de los vecinos, como fuente interna, lo que más molesta.

De este modo, y en el ránking de fuentes de contaminación acústica ajenas al bloque de viviendas, las motos --que son consideradas como muy molestas por el 56% de los encuestados en el estudio-- y las obras (48% de personas molestas) es lo que peor llevan los extremeños.

Llama la atención que apenas el 9% considerase como fuente de ruidos molestos los locales nocturnos de diversión, ya que este tipo de establecimientos, pese a que generan muchas quejas de quienes viven en las cercanías, suelen concentrarse en determinadas zonas, y el resto de la ciudadanía no llega a percibir la molestia.

Por lo que se refiere a los ruidos producidos dentro del edificio de viviendas, la cuarta parte de las personas que respondieron al estudio identificaron las molestias con los gritos de sus vecinos, y más del 20% afirmó que no soportaba los golpes que daban sus vecinos del piso superior. En torno al 15% señaló a televisores y equipos de música como origen de los sonidos molestos en su vivienda.

POCAS DENUNCIAS Por otro lado, en el estudio realizado desde la Uex se pone de manifiesto que los que soportan la contaminación acústica tienden a resignarse ante la situación o a solucionarla por su cuenta.

Así, las actitudes más repetidas son quejarse al vecino ruidoso, decisión que toma la quinta parte de los afectados, o emprender obras para aislar la vivienda de los sonidos del exterior (21%).

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