El delito no conoce fronteras, y los delincuentes tampoco. Estas premisas son las que mueven la actuación de Interpol, que trata de localizar a los delincuentes que intentan eludir la acción de la policía de su país saltando a otro.

Durante el pasado año, este organismo, al que pertenecen 181 países, tenía en nómina a casi diez mil fugitivos, de los que logró detener a 1.750. Para ello, según señaló Jean Michel Louboutin, director operativo de Interpol, se cuenta con un mecanismo de intercambio de información que incluye los datos personales del delincuente y sus huellas dactilares, en una base de datos a la que ya se va incorporando el ADN.

Además, y de forma paralela, esta organización policial controla referencias de un cuarto de millón de pasaportes robados, que suponen un "peligro potencial" por las facilidades que otorgan al fugitivo para cambiar de país, y los datos de 2,6 millones de coches sustraídos en todo el mundo.

En todo caso, Louboutin advirtió de que los delincuentes idean continuamente nuevas formas de eludir la acción policial, por lo que es preciso profundizar en el intercambio de información, así como reciclar a las policías para que incorporen los últimos avances tecnológicos para el tratamiento de la información.