Cerámicas Arco de Cáparra (Cerarca) fue inaugurada oficialmente en marzo del 2007. Menos de dos años después, esta fábrica de ladrillos de Guareña presentó un ERE. Entró en vigor en enero pasado y vino motivado, según se recoge en el acta de acuerdos, por la "sobrecapacidad de producción de la fábrica en una coyuntura de grave crisis financiera y del sector inmobiliario y constructor". Supuso la extinción de contratos para una veintena de trabajadores (la mitad de su plantilla) y la suspensión temporal para otros 19 hasta un máximo de 180 días --el ERE duraba once meses--. Sin embargo, antes de que finalizara la vigencia de este expediente, se firmó una segunda medida reguladora, efectiva desde inicios de este mes, por el que se extinguió el contrato de 17 de los 21 trabajadores que quedaban en la empresa. "Desde que se montó la fábrica hubo numerosos problemas para arrancar", subraya Manuel Hernández, que fue enlace sindical de MCA-UGT en esta empresa. Las razones, explica, eran tan simples como que "aquí no había nadie que supiera hacer ladrillos. Se aprendió a base de darnos porrazos ".

Y cuando la cosa comenzó a ir bien, "vino la crisis del transporte y luego la financiera. La verdad es que mucho beneficio de la empresa no se ha sacado". Este segundo ERE, aclara Hernández, supone que de momento se para la producción en la fábrica, pero no la comercialización. "Se prevé que el próximo año las ventas van a ser pocas, e irán tirando con lo que tienen en el patio, que está lleno, pero luego quieren volver a arrancar", augura.