Cuando hace dos años se detectó por primera vez la presencia del camalote, en el río Guadiana a su paso por Medellín, pocos imaginaban lo que se avecinaba.

Y es que esta planta tropical, originaria del Orinoco y el Amazonas y también conocida como jacinto de agua, afectaba a mediados de octubre a nada menos que 65 kilómetros del río Guadiana y ya empezaba a conocerse como chapapote verde. Además, en algunas zonas, como la desembocadura del río Origas, la playa de Medellín o el badén de Valverde de Mérida las manchas alcanzaban tal tamaño que impedían ver el río en algunas zonas.

Origen incierto

A la hora de analizar de dónde ha salido esta planta, convertida a día de hoy en una auténtica plaga, el botánico José Luis Pérez Chiscano, del Consejo Asesor de la organización ecologista Adenex, reconoce que "aún no se ha aclarado". Sin embargo, cree probable que sea "de origen antrópico, es decir, arrojada al río o a algún desagüe, ya que es planta ornamental de estanques y acuarios".

Para Pérez Chiscano hasta la fecha "no parece tan peligrosa como se ha dicho" puesto que, al menos de momento, no ha invadido los cultivos de arroz, algo que sí ha ocurrido en la cuenca del río Sado, en Portugal.

El problema es que parece haberse hecho excesivamente resistente. Y es que al ser una planta tropical "parecía que iba a desaparecer con los fríos invernales", especialmente tras las heladas persistentes del pasado invierno. Sin embargo, aguantó, sobrevivió y ahora "se multiplica con asombrosa rapidez y no tiene enemigos naturales", con lo que campa a sus anchas.

De hecho, parece que la retirada del camalote está siendo mucho más complicada de lo que en principio se preveía. En un primer momento se puso en marcha un plan de choque con la instalación de sistemas de retención a las entradas de los canales de Montijo y Lobón, así como mecanismos especiales de vigilancia.

Dentro del plan integral de lucha contra el camalote la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG) destinó a los trabajos de retirada y control de esta planta cuatro brigadas, cuatro embarcaciones a motor y una embarcación con remo. En un primer momento parecía que los trabajos estaban siendo efectivos y entre el 20 de septiembre y el 6 de octubre consiguieron recoger nada menos que 145.000 kilos de camalote.

Impotencia

Sin embargo, parece que todo esto no es suficiente. La CHG está estudiando la posibilidad de contratar a una empresa inglesa, especializada en la lucha contra el camalote utilizando maquinaria pesada. Y es que persisten las manchas del badén de Valverde de Mérida (18 hectáreas), Medellín (9 hectáreas), el río Ortigas (3 hectáreas) y Mérida.

En este sentido, diversas fuentes de la CHG han confirmado a EL PERIODICO EXTREMADURA que este organismo, desbordado por la situación, ha solicitado al Ministerio de Medio Ambiente una partida extraordinaria para tratar de frenar al jacinto de agua. Esta partida, según las fuentes consultadas, podría alcanzar los 6 millones de euros (1.000 millones de pesetas).