La tragedia pudo haberse evitado. El abuelo y un tío de los tres hermanos -- Samanta, Cristian y Roberto Jiménez-- ahogados el pasado domingo en una charca de Navalmoral de la Mata aseguran que habían pedido en repetidas ocasiones al dueño de la finca que vallara la laguna para evitar un drama y que, incluso, existe un requerimiento a la Guardia Civil desde hace tres años.

De hecho, ambos familiares se enfrentaron ayer verbalmente a uno de los guardias civiles a quienes avisaron del peligro de la zona, produciéndose momentos especialmente tensos.

El propio alcalde de Navalmoral, Rafael Mateos, ha reconocido que la familia, que se dedica a la actividad ganadera, había solicitado que la charca tuviera un cerramiento porque en ella había perecido ya alguna oveja.

El pequeño embalse situado en la carretera de Rosalejo, junto al instituto Zurbarán, carece de protección, mide unos cien metros cuadrados y tan sólo cubre en su zona central, aunque alberga abundante vegetación.

LOS HECHOS La investigación apunta a que los hermanos Jiménez --Samanta, de 12 años, Cristian, de 10, y Roberto, de 5-- perdían la vida en un momento de juego tras ahogarse en la charca situada entre el camino de la Encina Churra y la Cañada Real. Los hermanos y un primo jugaban en las inmediaciones de la laguna a tan sólo unos metros de una parcela propiedad de su abuelo cuando al parecer, según explicó a EFE Antonio Jiménez, tío de los niños, alertado por un hermano mayor de las víctimas, se encontró con los cuatro pequeños en el agua. Los niños se habían alejado en sus bicicletas de la mirada de los adultos que pasaban la tarde de domingo en esta zona muy transitada.

El alcalde de Navalmoral, Rafael Mateos, señaló ayer en el lugar de los hechos que "si los hubieran visto caer no hubiera habido ningún problema, esa es la verdadera mala suerte, que no había ninguna persona mayor".

Aunque todavía es pronto para conocer las causas del suceso, que se mantiene bajo secreto de sumario, todo apunta a que uno de los niños cayó al agua y el resto se lanzó en su ayuda. Tan sólo el pequeño J. P. J., de seis años de edad, fue rescatado con vida y continúa ingresado fuera de peligro en el hospital comarcal.

Paulino Luna, de la comisión de caminos y espacios públicos de la comarca, asegura que hay otras charcas peligrosas, en Las Betillas y La Laguada.