Las chicas Saunier tienen las piernas muy largas, la melena muy suelta y el semblante luminoso. Las chicas Saunier de la Vuelta no son clones de Lara Croft que la virtualidad coloca en la televisión para entretenernos la siesta. Las chicas Saunier son de verdad y el chico del From también, pero el muchacho del pescado estaba mosqueado y las muchachas esbeltas de los calentadores sonreían a Saponi, a Perico y a quien se pusiera por delante.

"Vuelve Perico... Perico, galáctico", decían las pancartas y el joven del From se desesperaba en Cánovas: "En todos sitios hemos estado estupendamente y en Cáceres también, pero es que se están ustedes arremolinando y va a haber un accidente. No se cuelen". Y es que llegó la Vuelta y Cáceres y los ciudadanos se echaron a la calle.

Polos y fabada

La Vuelta siempre ha batido marcas en Cáceres: desde los 1.500 polos que vendió la pastelería Isa en 1996 con Induráin hasta la rapidez con que se han agotado este año las entradas para ver El Larguero o las ventas apoteósicas de latas de fabada, pizzas Buitoni y patinetes Marca. Doña Carmen vive en las casitas bajas de la avenida de Cervantes y cuando era niña vio a los ciclistas llegar a Cánovas. "Bueno, eso de ver es un decir. En realidad es visto y no visto", relativiza. Pero da lo mismo que sea vertiginosa.

La Vuelta es un pretexto para tomar otra vez las calles y demostrar quién es quién: los señoritos cacereños bebiendo sus cubatillas en los trailers de las casas de seguros o abonos y el pueblo llano conquistando las rotondas y los bulevares.

La televisión mostraba la salida en Olivenza, donde el ambiente era de gala. Montijo se echaba a la calle y una toma televisiva de la parte antigua cacereña ¡con coches! promocionaba los valores artísticos de la postulante a capital cultural.

Por televisión no hubo más imágenes del patrimonio monumental cacereño, pero la ciudadanía parecía contenta en las terrazas con vistas a la tele y al pelotón de Antonio Hurtado. "Se ha visto la Cáceres moderna. En España se creen que aquí sólo hay cuatro palacios". En la tele salió una ciudad de grandes avenidas, llena de arboledas y zonas verdes. El recorrido se escogió de tal manera que la televisión proyectó una imagen de capital moderna y espaciosa.

Los telespectadores europeos pudieron ver por Eurosport banderolas con el anagrama de la capitalidad cultural, pero sin leyenda que las identificara. Hubiera sido demasiada bicoca hacer publicidad gratuita con la pasta que les cuesta a Madrid 2012 y a Almería 2005.