CHILE - 1: Bravo; Jara, Medel, Ponce, Isla, Carmona, Vidal (Mark González, min.46), Matías Fernández (Paredes, min.64), Alexis Sánchez, Suazo (Valdivia, min.46) y Beausejour.

SUIZA - 0: Benaglio; Lichtsteiner, Von Bergen, Grichting, Ziegler, Inler, Huggel, Behrami, Gelson Fernandes (Bunjaku, min.76), Frei (Barnetta, min.42) y N´Kufo (Derdiyok, min.68).

GOL: 1-0: Mark González (min.75).

ARBITRO: Khalil Ghamdi (KSA). Mostró cartulina amarilla a Suazo, N´Kufo, Carmona, Ponce, Barnetta, Matías Fernández, Inler, Medel y Valdivia y expulsó con roja directa a Behrami (min.31).

Chile va como un tiro. No hay quien le detenga, por ahora, en el Mundial. Ni Honduras ni tampoco Suiza, cuya puerta se abrió en el cuarto de hora final, después de que el tenaz y ambicioso equipo de Bielsa quebrara tanta resistencia helvética. Le costó más de lo que imaginaba aunque Suiza, en una discutida decisión arbitral, se quedó con 10 jugadores a la media hora de partido por la expulsión de Behrami. Pero un certero cabezazo de Mark González, el exjugador del Betis que milita ahora en el CSKA de Moscú, permitió a Chile dormir feliz.

A pesar de que dominó el partido, aprovechando esa inferioridad suiza, no tuvo un partido fácil la selección de Bielsa, que dejó un ritmo vertiginoso en sus acciones, lamentando en varias ocasiones su falta de pausa. Un delicioso pase en profundidad abrió el camino del gol chileno que ha rentabilizado como nadie su eficacia. Dos partidos (Honduras y Suiza), dos goles marcados y seis puntos en el zurrón. Mejor botín no podía soñar Bielsa.

FIN DEL RECORD Fue un trabajo duro, sacrificado, porque Suiza se resistió a abrir el candado. Tuvo que ser ese cabezazo de Mark González el que acabó con 559 minutos de imbatibilidad, lo que había convertido a la selección helvética en la que más tiempo había estado sin encajar un gol en toda la historia de los Mundiales. Llegó el tanto chileno después de ir minando la defensa suiza, fiable hasta entonces, aunque lamentó la poca pegada de su ataque. La fortuna que tuvo en su debut ante España no le acompañó ayer al equipo de Hitzfeld, muy condicionado por esa expulsión en la que Vidal simuló haber sido agredido. El árbitro reaccionó tan rápido que no le dio tiempo a calibrar la injusticia que cometía. Pareció demasiado castigo, y decisivo, para una acción que alteró totalmente el paisaje del choque.

A Chile, cuya contagiosa ambición se ve en la actitud fanática de cada jugador (así son los soldados de Bielsa), el partido se le puso de cara, pero no logró rematarlo hasta que las piernas suizas comenzaron a flaquear. Con 11 ya costaba; con 10 era poco menos que imposible.

Y eso que Benaglio, el portero suizo, le tuvo con vida durante más de una hora realizando paradas prodigiosas, como en un doble remate desde fuera del área de Carmona y Vidal. Bielsa, que había apostado inicialmente por Suazo, tocó un par de teclas en el descanso y le dieron resultado inmediato. Sentó a un lateral (Vidal) para que entrara Mark González y puso a Valdivia por Suazo. Ganó el partido, pero falló un par de goles. Igual los echa de menos.