Científicos del Centro de Investigación Agraria La Orden, dependiente de la Junta, con apoyo de la Universidad de Extremadura (Uex), están a punto de culminar el que puede ser el gran remedio contra el jacinto de agua --o camalote--. Han logrado desarrollar, a partir de una planta autóctona de la región, un herbicida capaz de secar los ejemplares de esta especie invasora en pocos minutos y sin originar daños en el resto de flora y fauna ni tampoco para la salud humana.

Este sería el primer herbicida natural y sostenible que se consigue para combatir el camalote, una de las especies invasoras que más problemas está generando en los ríos de todo el planeta. Hasta ahora todos los productos químicos utilizados contra esta planta son tóxicos o nocivos para el medio ambiente. Por eso los mecanismos de control y lucha en países donde el camalote ha ocupado ríos y canales --como Sudáfrica, Portugal, Asutralia o EEUU-- se han centrado en la retirada manual o mecánica. Aunque también se ha explorado la utilización de insectos --como escarabajos y mosquitos-- para controlar su expansión --ya que se comen los brotes de las plantas jóvenes--.

Como se puso de manifiesto en el congreso sobre especies acuáticas invasoras celebrado el año pasado en Mérida, ninguna de las fórmulas aplicadas hasta el momento ha logrado unos resultados totalmente satisfactorio, ya que han producido cierto impacto ambiental (contaminación o superpoblación de insectos) o no han conseguido erradicar completamente la plaga de camalote, que en el 2005 llegó a ocupar 75 kilómetros del río Guadiana en Extremadura.

La investigación para desarrollar este herbicida sostenible, que se focaliza en el Centro de Investigación La Orden --cerca de Badajoz--, está enmarcado dentro del macroproyecto coordinado por la Uex --inicialmente por Trinidad Ruiz Téllez y más tarde por Juan Manuel Sánchez Guzmán-- para encontrar soluciones al problema del camalote. Estos trabajos cuentan con financiación del Ministerio de Medio Ambiente y deben estar acabados este año, por lo que el desarrollo del producto se encuentra en un estado avanzado.

SOSTENIBILIDAD El estudio comenzó hace dos años, en el 2007. "El objetivo era erradicar el jacinto de agua de forma activa, sin colisionar con el medio y sin fórmulas agresivas, de una manera sostenible desde el punto de vista ambiental", explica Francisco Vázquez, investigador responsable del proyecto en la Finca La Orden. Inicialmente se realizaron ensayos con ocho tipos diferentes de plantas. De ellas, seleccionaron una, la que presentaba mayores concentraciones de la sustancia que actúa como principio activo del herbicida. "Es silvestre, perenne, nace en zonas áridas y tiene una gran capacidad para adaptarse a espacios secos. Además es autóctona: vive fundamentalmente en el sur de la península Ibérica, en el sur de Badajoz", detalla Vázquez, que prefiere no revelar el nombre de la planta para no poner en peligro la patente.

A partir de la producción masiva de esta planta, en La Orden han logrado un principio activo que, aplicado en pequeñas dosis sobre el camalote, consigue secarlo completamente. "Provoca la necrosis del jacinto de agua, es decir, mata sus células con solo echar unas gotitas", precisa Vázquez.

Los trabajos en estos momentos se centran en dotar a este principio activo de propiedades que garanticen su durabilidad en el tiempo y eviten la evaporación. Pero además se trata de constatar que actúa sobre todas las partes de la planta --incluidas las raíces y el tallo, sumergidos bajo el agua- y se están realizando pruebas que certifiquen al 100% que no perjudica a otras plantas ni animales, así como que tampoco es peligrosa para el consumo humano.

Además de aspirar a lograr la patente del primer herbicida ecológico contra el camalote, desde el centro de investigación de la Junta también aseguran que para este proyecto se han desarrollado tecnologías y métodos innovadores a nivel mundial --para seleccionar la planta salvaje, sacarla de su entorno natural, poder cultivarla, extraer el principio activo...--. Y por si fuera poco, explican, todo esto puede dar lugar a una nueva actividad agroindustrial en Extremadura, ya que para obtener la sustancia que ataca al camalote es necesario producir la planta originaria en cantidades industriales. "Ya hay empresas interesadas", confiesa Francisco Vázquez.