Uno de los inconvenientes que se argumentaron para que no fructificara la fusión entre Caja Extremadura y Caja Badajoz era el solapamiento de oficinas, lo que en muchos casos obligaría al cierre de sucursales y a suprimir puestos de trabajo.

Ese coste social se logró evitar yendo ambas entidades por caminos diferentes y con socios distintos. Caja Extremadura ha dado ya el paso definitivo y la entidad con sede social en Badajoz sigue negociando con sus futuros socios.

De los socios que forman el grupo de Caja Extremadura, únicamente Caja Mediterráneo tiene oficinas en esta región. Concretamente cinco: dos en Badajoz, y una en Don Benito, Cáceres y Plasencia. Las dos oficinas de la CAM en la capital pacense, curiosamente, están junto a otras tantas de Caja Extremadura, lo cual alberga dudas sobre qué ocurrirá si finalmente prospera el acuerdo de integración.

CRECER EN MADRID Pero donde realmente tienen presencia las cuatro entidades firmantes es en Madrid. De las 156 oficinas abiertas en esa comunidad, 88 son de Caja Mediterráneo, 41 de Cajastur, 15 de Caja Cantabria y 12 de Caja Extremadura.

Si bien en algunos casos se solaparían, el director general de Caja Cantabria, Javier Eraso, explicó ayer que no ve inconveniente en que subsistan, dado que su objetivo es crecer en Madrid, en el arco mediterráneo y en el Valle del Ebro.

El nuevo grupo cuenta con una red de 2.300 oficinas y tiene 14.000 empleados.