Una de la tarde de ayer en un Mercado de Abastos extremeño. Los comentarios de los clientes durante la compra de productos reflejan lo que el estudio de la Unión de Consumidores de Extremadura ha puesto en evidencia: el encarecimiento de los precios. Las razones son variadas, pero dos centran las críticas. De un lado, la sequía que ha provocado que muchos artículos escaseen y por ello cuesten más; y por otro, el euro, el gran culpable, según quienes hacen la compra.

Abdona Caballero es una vendedora de frutas y hortalizas en el mercado emeritense. Manifiesta que la situación que se está viviendo desde la entrada en vigor del euro hace tres años ha provocado que "la gente esté amargada por los precios, porque los jornales no suben y los precios sí". Lo que ha encarecido los precios, no ha sido consecuencia de la sequía, reitera, sino otros factores como la calidad de los productos, el lugar de procedencia y, sobre todo, el euro.

Frente a este puesto, compra carne Aurelia Sánchez, una jubilada muy contenta porque ayer cumplía 67 años. Su gesto cambió al ser preguntada por si su bolsillo se resentía por el alza de los productos que compra habitualmente. Su respuesta, clara: "Es horroroso, porque cobro lo mismo que cuando había pesetas, pero pago en euros, que cuestan mucho más".

Además, en la carnicería de Petri Vargas Hidalgo surge otro problema, este más reciente: "Hay miedo por lo de la gripe del pollo". Tal es así, cuenta la tendera a modo de ejemplo, que "tengo una clienta que cada semana se lleva dos kilos de pollo y hoy --por ayer-- se ha llevado cerdo, que se mantiene además a buen precio". Sin embargo, también asegura que "a raíz del euro ha subido todo, y la sequía ha ayudado a que haya productos más caros", como el borrego (a 90 euros una pieza normal), aclara. A sólo diez metros, María Jesús Rayo compra pescado, "que no ha subido tanto", afirma, como sí lo han hecho las frutas y verduras, pero no ahora, apunta, sino "desde la entrada del euro".