Su aspecto es agradable, con hojas frondosas que flotan sobre el río, arroyo o canal, y unas flores visualmente llamativas, de color lila. Pero es solo apariencia, porque su presencia en aguas extremeñas desató la alerta y obligó a las administraciones a diseñar planes de actuación para combatir su rápida extensión. El jacinto de agua o camalote aparece en el listado de 20 especies invasoras más peligrosas que existen en España, según el estudio publicado en el 2006 por el Grupo Especialista en Invasiones Biológicas, un organismo independiente dedicado al estudio de estos animales y plantas. Durante el 2005 llegó a extenderse a lo largo de 75 kilómetros del río Guadiana en Extremadura, concretamente entre el río Ruecas y la presa de Montijo.

Esta planta acuática, flotante y perenne, procede del Amazonas, donde fue descubierta a principios del siglo XIX. Desde entonces ha ido extendiéndose a lo largo del planeta: ha colonizado ríos de toda Sudamérica y CentroaméricaMéxico y EEUU; ha llegado al río Congo en Africa, y se ha expandido por Japón, Indonesia, India, Taiwan y China, en Asia; y en Australia se puede encontrar casi en cualquier río. Según el último estudio publicado sobre este tema por el Grupo de Investigación en Biología de la Conservación de la Universidad de Extremadura (Uex), llegó a Portugal en el primer tercio del siglo XX y las primeras poblaciones de camalote en España, aunque "esporádicas", aparecieron en 1989.

En el otoño del 2004 fue detectada en aguas extremeñas del Guadiana, pero hasta un año después no saltó la alarma. Entre los meses de octubre y noviembre del 2005, esta planta, que puede llegar a medir más de un metro y medio de altura y forma masas compactas al entrelazarse unos ejemplares con otros, había ocupado un área de 200 hectáreas a lo largo de 75 kilómetros del río.

Una amenaza para el río

Pero, ¿por qué acabar con ella? ¿cuál es su peligro? Desde la Confederación Hidrográfica del Guadiana apuntan que desplaza a otras especies de flora y fauna, lo que puede suponer la desaparición de plantas y animales autóctonos del río y sus afluentes. Además, cubre totalmente la superficie, lo que produce una evapotranspiración entre tres y cuatro veces superior a lo normal y, por tanto, una pérdida de agua. También almacena sedimentos en sus raíces, provocando una pérdida de nutrientes, y crea una especie de microclima propicio para la procreación de mosquitos y otros transmisores de enfermedades. Asimismo, se considera que reduce el oxígeno disuelto en el agua --dificultando la existencia de otras especies vegetales o animales-- y genera "gran cantidad" de materia orgánica en descomposición. Desde la Uex agregan que dificulta la navegación y las actividades recreativas y de ocio en el río, detiene el flujo del río e incluso ha provocado la muerte de grandes masas de peces por la falta de oxígeno en el agua.

En el caso del Guadiana, los investigadores del Grupo de Biología de la Conservación consideran que las cálidas temperaturas del agua del río, sus niveles de PH y su estancamiento --debido a los continuos embalses existentes a lo largo de la cuenca a su paso por la región-- incidieron en su rápido crecimiento y extensión.

Para evitar daños mayores sobre el entorno, la Confederación del Guadiana puso en marcha un fuerte dispositivo de acción y seguimiento contra el camalote. En total, los operarios retiraron del río cerca de 175.000 toneladas de esta planta mediante la extracción manual y mecanizada. Desde entonces las poblaciones de esta planta invasora no han vuelto a ser tan alarmantes, dado que este organismo mantiene campañas periódicas de vigilancia y limpieza para que no se alcancen niveles altos de infestación. Asimismo, también se controlan los niveles de nitrógeno y fósforo del agua del para evitar su propagación.