Teóricamente, Extremadura podría abastecerse ya de energía eléctrica a partir de renovables. En la región hay instaladas una treintena de centrales hidroeléctricas cuya producción conjunta rondaría los 4.000 gigavatios hora anuales que consumen los extremeños. Sin embargo, la sequía padecida en los dos últimos años ha vuelto a poner en evidencia un problema común en la mayoría de estas fuentes de energía, la falta de garantía de continuidad en el suministro.

Según los datos ofrecidos por Iberdrola --titular de las mayores centrales hidroeléctricas de la región, con una potencia instalada que supone casi el 93% del total extremeño-- la generación de electricidad a partir de los saltos de agua sufrió un duro varapalo, pese al sistema de intercambio de agua entre embalses.

De este modo, en el 2004 Iberdrola pudo suministrar desde sus siete principales plantas hidroeléctricas (Valdecañas, Torrejón, José María Oriol, Cedillo, Gabriel y Galán, Guijo de Granadilla y Valdeobispo) más de 2.700 gigavatios hora. Sin embargo, la sequía restó gran parte de la capacidad de generación a estas centrales en el 2005.

La producción cayó ese año a menos de la cuarta parte del anterior, y hubo meses donde se generó la décima parte que en el mismo mes del 2004. Sólo diciembre presentó un nivel algo mejor, con la mitad de producción que diciembre del 2004, pero sólo porque Iberdrola había jugado con las reservas para hacer frente a picos de demanda como el que se produce en las épocas de más frío.

El año pasado, cuando la cuenca del Tajo logró recuperar algo de reservas, la situación mejoró, lo que no evitó que en los diez primeros meses la producción fuese menos de la mitad que un año normal. Sólo con las lluvias de otoño se recuperó el nivel de generación, y noviembre cerró con una producción buena, al nivel de lo que sería normal.

Esto supone que si Extremadura dependiese de esta energía durante el 2005 y gran parte del 2006 se hubiese producido un verdadero colapso.

Una posibilidad es que unas renovables se apoyaran en otras, aunque tampoco así se garantizaría en todo momento el suministro.

Además, estas energías aún dependen mucho para ser rentables de bonificaciones fiscales y subvenciones, y ahí puede venir un problema para Extremadura, ya que estas ayudas son limitadas.

Así, por ejemplo, el Plan de Energías Renovables (PER) diseñado por el Gobierno y válido hasta el 2010 prevé que en la región tenga prima en la tarifa la energía eólica de parques que sumen 225 megavatios de potencia instalada, cuando los proyectos que pueden cuajar cuadruplican esta cifra. Otro tanto ocurre con la solar térmica, donde Extremadura ya rondaría el total de potencia instalada que el PER prevé para toda España.

En fotovoltaica sucede algo parecido: el PER asigna a la región 13,4 megavatios y los proyectos ya suman más de 60.

Mientras, en biomasa se asignan a la región 115 megavatios, y las plantas anunciadas cuadruplican ese nivel de potencia. Por último, en biocarburantes el PER recoge que en Extremadura se producirían 176.000 toneladas equivalentes de petróleo (tep). La cuatro industrias de biodiesel y bioetanol en proyecto o construcción suman 373.000 tep.