"Las persianas parecía que iban a reventar. El ruido del granizo era tan intenso que ni siquiera nos dimos cuenta de que el muro del edificio Valhondo se había caído. Gracias a Dios en nuestras casas no entró casi agua. Pero mi hija pequeña pasó mucho miedo, no ha podido dormir", explicó Sebastián Martín, que vive frente al inmueble.